Maternidad en singular «es un fragmento de historia sobre un derecho a la plenitud expropiado desde el principio de la historia de los hombres, cuando no hablaban ni opinaban las mujeres, y sólo parían y cuidaban los hijos que decían ellos que Dios les mandaba», dijo Josefina Leroux al presentar el libro de Graciela Ríos.
La obra Maternidad en singular es la más reciente publicación del Instituto Estatal de las Mujeres con el apoyo del Fondo de Población de Naciones Unidas, misma que fue presentada la semana anterior por la psicóloga y terapeuta, quien da testimonio de una maternidad voluntaria con el apoyo de la ciencia médica.
En su mensaje, Leroux detalló que el deseo de tener un hijo en psicología es fundamental para una buena relación entre la madre y el fruto de sus entrañas, porque el instinto materno es un mito.
«La maternidad es más bien un referente social que otorga identidad a las mujeres. Por eso ellas se sienten obligadas a casarse y a embarazarse para ser visibles, para ocupar un lugar en este mundo; el que tienen asignado por la sociedad, que es velar porque la cultura se reproduzca».
En el caso de Graciela Ríos, sostuvo, la maternidad era una vocación que emergió con una fuerza incontenible. Ella ya tenía identidad y reconocimiento, pero le faltaba por explorar la ternura, la experiencia de ser dadora de vida.
En la presentación de la obra, Alejandra Rangel, presidenta del Consejo de Desarrollo Social, dijo que la maternidad testimoniada en el libro se inscribe en un nuevo siglo dominado por la ciencia y la tecnología, más no por el respeto a los derechos y las decisiones de los demás, «sobre todo cuando éstos rompen con los discursos y prácticas dominantes de la sociedad y comprometen al cambio de paradigma para explicar el mundo».
Sin embargo, agregó, la historia de vida contada en Maternidad en singular abre distintas rutas a la inteligencia y a la pluralidad de visiones: «permite otros abrevaderos para las concepciones en torno a lo femenino y las identidades, y delinea distintas teorías sociales bajo la perspectiva de género y los efectos de la cultura patriarcal».
El itinerario por el que Graciela atraviesa desde maternidad será difícil de aceptar por quienes se encuentran estructurados bajo los arquetipos sociales y de antemano rechazan las nuevas estrategias, en especial aquéllas que se eligen bajo los principios de los seres libres y creadores y toman los riesgos para vivir en plenitud, sostuvo.
Ahora, son su hija e hijo quienes transformarán lo singular en plural, dando inicio al diálogo eterno con el universo.
Para el editorialista Luis Eduardo Villarreal, la obra es un testimonio escrito a corazón abierto e involucra una dimensión trascendente de la autora.
