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Sistema de puntos excluye a miles de migrantes de México

Datos del Migration Policy Institute de Washington DC dicen que la mano de obra migrante es fundamental para el desarrollo económico del país, pero el Sistema de Puntos incluido en la propuesta de reforma migratoria que se discute en el Senado, con el cual se seleccionarán a los trabajadores «aptos» para ingresar a Estados Unidos, dejará a una gran cantidad de personas sin posibilidad de trabajar legalmente en este país.

La aprobación de la reforma migratoria podría ocurrir mañana jueves, si se logra su aceptación a través de 60 votos en el Senado.

Estados Unidos necesita mano de obra no especializada, pero también requiere trabajadores con estudios, que ocupen los lugares que el sistema educativo nacional no puede llenar, por lo cual el Sistema de Puntos adquiere gran relevancia, dice en un análisis Pilar Marrero, publicado en los periódicos La Opinión y La Raza, basado en investigaciones del propio gobierno norteamericano.

Según esta visión sobre la calificación de la mano de obra, señalada por el New York Times como «el corazón» del debate migratorio, se da prioridad a las necesidades del país receptor, Estados Unidos, y no a los lazos familiares de los trabajadores que se ven obligados a migrar.

Dice Marrero que este tipo de sistema no es nuevo, sino que ha sido instituido desde hace años por otros países que tienen un alto nivel de inmigración, como Canadá, Australia, Nueva Zelandia y Gran Bretaña. Y la Comisión Europea emitirá una legislación similar en septiembre próximo.

En ello coincide Ana María Aragonés, profesora de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien explica: los trabajadores indocumentados son funcionales a la actual lógica del mercado. «En este momento requieren fuerza de trabajo barata, en condiciones de vulnerabilidad y precariedad».

Sus traslados, dijo, responden a las tendencias de las políticas neoliberales y a la necesidad de disminuir los costos de producción, incrementar la flexibilidad y desregulación laboral, así como la reducción de salarios.

Explica cómo en el marco de la relación México-Estados Unidos, a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se inició un proceso de «despoblamiento» en el campo mexicano, a partir del cual se promovió la enorme migración, básicamente indocumentada.

En este contexto, abundó, Norteamérica tuvo un papel hegemónico hasta los años noventa en la exportación agroalimentaria, aunque surgió una enorme rivalidad con los países europeos, y algunos asiáticos.

En torno a la llamada «nueva economía», continuó, surgió una gran competencia en la búsqueda de los más bajos costos, en donde el factor laboral barato es esencial para alcanzar competitividad. De ahí, la importancia de la migración indocumentada.

Ello supone una mayor segmentación del mercado laboral, nuevas profesiones asociadas al manejo de las novedosas tecnologías de comunicación e informática y, por otro lado, personal no calificado que atienda los sectores servicios, construcción y agricultura, reveló la académica.

A través de esta óptica, se explica por qué el debate de los senadores norteamericanos gira en torno al Sistema de Puntos y por qué los llamados de las organizaciones de inmigrantes para una «reforma comprensiva» no han tenido suficiente eco.

PERFILES Y CALIFICACIONES

El Migration Policy Institute de Washington DC señala, según el New York Times, que más del 40 por ciento de los inmigrantes que recién llegaron de México están en edades «preferenciales» de 25 a 39 años de edad, pero carecen de credenciales educacionales y habilidades para hablar inglés.

Más del 60 por ciento de los adultos inmigrantes de México no completaron el sistema educativo de preparatoria (High School). Solo cinco por ciento cuenta con diploma de College. Y solo 15 por ciento de los mexicanos recién emigrados son competentes en el inglés.

El senador demócrata por el estado de New Jersey, Robert Menéndez, dijo al rotativo que «el sistema de puntos detendrá a mis parientes para venir a este país: uno es carpintero y otra es costurera».

Los inmigrantes que «apliquen» recibirán un máximo de cien puntos. Más de 75 de estos puntos podrán obtenerse mediante sus

«records» de estudio y laborales, con un 15 por ciento de conocimiento del idioma inglés y 10 por los lazos familiares.

De esta manera, serán mejores candidatos quienes estén graduados en áreas científicas, tecnológicas, ingenierías y matemáticas.

Cónyuges, hijas e hijos de ciudadanos norteamericanos podrán emigrar sin ningún límite. Pero hermanas y hermanos, hijas e hijos adultos de ciudadanos y residentes permanentes serán objeto del sistema de puntos.

Éstos podrán obtener un máximo de diez puntos por lazos familiares, cuando hayan ganado 55 puntos por las habilidades o destrezas en el trabajo, educación y el idioma inglés.

El sistema de selección con base en suma de puntos no cambiará en los próximos 14 años, pero los casos individuales serán tratados por la Secretary of Homeland Security.

Los argumentos a favor del nuevo sistema giran en torno a la mayor competitividad de Estados Unidos en la economía mundial, pero quienes están en contra aducen razones humanitarias y los comparan con los sistemas de calificación de la ex Unión Soviética.

Nancy Pelosi, vocera de la Casa Blanca, es una de las políticas que ha expresado su objeción al sistema por el problema familiar que representa.

MEXICANOS Y PUNTOS

El Migration Policy Institute, dice el NYT, detectó que los trabajadores de India, China, Filipinas y Corea del Sur tienen capacidades académicas para obtener puntos, mientras que la mayoría de hindúes y filipinos hablan bien inglés. Incluso muchos de los trabajadores procedentes de África poseen características que les ayudaría a ganar puntos.

El mismo estudio señala a las y los ciudadanos mexicanos como los últimos en calificar, por debajo de vietnamitas, africanos y sudamericanos.

No es extraño, si se toma en cuenta que las entidades de la República Mexicana expulsoras de mano de obra hacia Estados Unidos constituyen las zonas del país con mayor atraso económico y con más baja escolaridad.

Y en esta ola migratoria, que se agudiza por la crisis económica de México, las mujeres, las jefas de familia, se incorporan cada día más, en condiciones de mayor vulnerabilidad.

El destino de millones de inmigrantes mexicanos podría decidirse mañana, pues los demócratas presionan para que el Senado vote la nueva reforma mañana mismo. Y para ello son necesarios 60 votos.

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