Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) afirmaron que el principal obstáculo y el enemigo del canje de guerrilleros presos por Ingrid Betancourt y las demás personas secuestradas por el grupo armado es Álvaro Uribe, el presidente colombiano, de acuerdo con un comunicado fechado el 4 de abril.
Por tanto, señala el Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP, la misión médica francesa que acudiría a verificar el estado de salud de Betancourt, ex candidata presidencial de Colombia secuestrada en 2002, «no es procedente y mucho menos cuando no es resultado de la concertación, sino de la mala fe de Uribe ante el gobierno del Elíseo». Es, definen, «una burla desalmada a las expectativas de los familiares de los prisioneros».
Uribe, dice el comunicado «le apuesta irresponsablemente, todos los días, al desenlace fatal». Si a comienzos del año él hubiese despejado (militarmente) Pradera y Florida por 45 días, tanto Ingrid Betancourt, como los militarse y los guerrilleros presos ya habrían recobrado su libertad y sería victoria de todos, señala.
Y advierte el grupo guerrillero que «no actuamos bajo chantajes ni bajo el impulso de campañas mediáticas», en referencia a las marchas que se realizaron en varias ciudades de Colombia y en otros países para pedir la liberación de Ingrid y de 2 mil 800 personas más.
Explican que la liberación unilateral de cinco congresistas y de una ex candidata a la vicepresidencia, Soledad Rojas, ocurrida entre enero y febrero, fue ante todo un gesto de generosidad y voluntad política de las FARC, no de debilidad o resultado de una presión, como equivocadamente lo asume el gobierno de Uribe.
Dichas liberaciones, explican, obedecieron a «una decisión soberana de la insurgencia de las FARC estimulada por la persistente labor humanitaria del Presidente Hugo Chávez y la senadora Piedad Córdoba».
Argumentan que desde la última liberación unilateral del 27 de febrero han esperado el decreto presidencial ordenando el despeje militar de Pradera y Florida para concretar allí, con la garantía de la presencia guerrillera, el acuerdo de canje humanitario.
Nuestra prioridad, dice el texto, son los guerrilleros presos en las cárceles de Colombia y los Estados Unidos. Y rechazan «la calificación amañada del delito político que pretende impedir que los guerrilleros salgan de las cárceles». No estamos reclamando a nadie el estatus de refugiado, aclaran, utilizado como nombre camuflado del destierro y de la institucionalización del delito de opinión.
Recuerdan las FARC que mientras propiciaban «hechos palpables en dirección al canje de prisioneros», Uribe planificaba y ejecutaba el artero asesinato del comandante guerrillero Raúl Reyes, «hiriendo de muerte la esperanza de intercambio humanitario y de paz».
Quien ordena a sus generales el rescate militar a sangre y fuego, no quiere el canje, afirman las FARC. «Quien ofrece millones de dólares instando a la deserción con prisioneros, no está por el intercambio».
08/GG/CV
