Cerrar la brecha de género en la productividad agrícola y la brecha salarial en el mismo sector aumentaría el producto interior bruto mundial en casi un billón de dólares y reduciría el número de personas que padecen inseguridad alimentaria, reveló el informe La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
El organismo detalló que los sistemas agroalimentarios, “además de ser una importante fuente de empleo para las mujeres en el mundo” en muchos países constituyen una fuente de sustento más importante para ellas que para los hombres.
Por ejemplo, en África subsahariana, el 66 por ciento de las mujeres empleadas laboran en este sector, frente al 60 por ciento de los hombres. En Asia meridional, la gran mayoría de las mujeres trabajan en los sistemas agroalimentarios (71 por ciento) contra el 47 por ciento de los hombres, aún cuando hay menos mujeres que hombres en la población económicamente activa.
Pese a lo anterior, las mujeres tienden a desempeñar funciones que se consideran secundarias y a tener peores condiciones laborales que las de los hombres.
El informe señala que las mujeres se encuentran inmersas en trabajos irregulares, informales, a tiempo parcial, que requieren un uso intensivo de mano de obra y tienen que trabajar con tecnologías diseñadas para hombres.
Además, ellas tienen menos acceso que los hombres a activos y recursos fundamentales para los sistemas agroalimentarios, como tierras, insumos, servicios, medios financieros, tecnología digital, semillas mejoradas, fertilizantes y equipo mecanizado.
Sumado a ello, las mujeres tienen una mayor carga como cuidadoras no remuneradas, lo que limita sus oportunidades de educación y empleo. “Esto les ocurre tanto a las que trabajan en la producción agrícola primaria, cuyos salarios y productividad son sistemáticamente más bajos que los de los hombres, como a las que trabajan en los segmentos no agrícolas de los sistemas agroalimentarios, donde su labor se desarrolla fundamentalmente en las posiciones de nivel inferior”, destaca el organismo.
Urgente reducir desigualdades de género en los medios de vida y el acceso a los recursos
“Si abordamos las desigualdades de género endémicas en los sistemas agroalimentarios, el mundo dará un salto adelante en la consecución de los objetivos de poner fin a la pobreza y crear un mundo sin hambre”, afirmó Qu Dongyu, director general de la FAO.
El informe señala además que si la mitad de los productores en pequeña escala se beneficiaran de intervenciones de desarrollo centradas en fortalecer la labor de las mujeres, “se incrementarían notablemente los ingresos de 58 millones de personas más y se aumentaría la resiliencia de 235 millones de personas adicionales”.
Para lograr lo anterior, destaca la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, es necesario “subsanar las carencias relacionadas con el acceso a activos, tecnología y recursos”.
Además, se detalla que las intervenciones para mejorar la productividad de las mujeres consiguen buenos resultados cuando abordan las cargas de los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados, proporcionan educación y formación, y fortalecen la seguridad de la tenencia de la tierra.
“El acceso a guarderías también tiene un notable efecto positivo en el empleo de las madres, mientras que los programas de protección social han demostrado aumentar el empleo y la resiliencia de las mujeres”.
Por último, los autores recomiendan abordar la persistente falta de datos de calidad desglosados por sexo, edad y otras formas de diferenciación social y económica, “que son fundamentales para supervisar y acelerar los avances hacia la igualdad de género en los sistemas agroalimentarios”.