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«Remedios» para bajar la regla en embarazos no deseados

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El debate acerca de la despenalización del abrto, un tema con opiniones encontradas, parece volver casi imperceptible su práctica, ante los ojos de quienes dicen saber qué es lo correcto y qué no.

Para doña Mary los números y cifras que dan conocer algunos organismos son irrelevantes, ella sabe que a su puesto, en un conocido mercado de la ciudad de Puebla, donde vende toda clase de hierbas, lociones, veladoras y demás sortilegios, acuden alrededor de 2 a 5 mujeres jóvenes al mes a comprar «soluciones para que les baje su regla».

Los embarazos no deseados son frecuentes, ella lo sabe y ofrece salidas que califica como seguras y efectivas, siempre y cuando se tenga por lo menos 8 semanas de gestación.

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«Te garantizo que después de la toma de una pastilla, acompañada de un té, al otro día ya te bajó tu regla? eso sí, vas a sentir dolor de cadera y de cabeza y vas a tener sangrado abundante con coágulos, pero es por lo que se está desprendiendo, fuera de eso, es seguro y funciona», afirma con certeza.

El saber en «remedios» de doña Mary, refiere, lo aprendió de su madre y abuela, quienes también vendían hierbas para todo tipo de males.

Pero ¿en qué consiste el tratamiento? Una infusión compuesta por hierbas como el azafrán, perejil, ruda, sabina, cornezuelo de centeno, epazote, orégano concentrado y/o zoapaxtla, entre otras, comenta.

Si se quiere mayor efectividad entonces las infusiones se acompañan de unas pastillas o ampolletas sin etiqueta médica, eso depende del puesto y la yerbera, lo mismo sucede con los precios, que también varían de acuerdo al mercado, pues éstos van de los 250 hasta los 800 pesos.

Abortar afuera de un hospital

En Puebla, no todos los abortos se practican en hospitales o clínicas. El factor socioeconómico influye de manera importante para garantizar la seguridad o hasta la vida de las mujeres que deciden interrumpir un embarazo.

Así, la ingesta de infusiones o medicamentos sin prescripción médica, práctica utilizada en su mayoría por mujeres de clase media y baja, se vincula con un factor de pobreza, pero también de desinformación, pues las consecuencias físicas y psicológicas pueden ser irreversibles.

Al respecto, el gineco-obstetra y coordinador de Salud Reproductiva del IMSS, delegación Puebla, Eduardo Sánchez Carrillo, reconoce que la mayoría de abortos clandestinos se practican en condiciones que representan un grave riesgo para la salud y vida de las mujeres.

Hay riesgos en la toma de infusiones, así como con las prostaglandinas, medicamentos como el Citotec, cuyo precio es de más de mil pesos con 24 cápsulas.

«Si bien pueden interrumpir el embarazo no implica necesariamente desechar el producto, de ahí que la mujer pueda presentar infecciones posteriores, o bien retención de restos placentarios, hipertensión, ulceraciones en el tracto vaginal, sangrados, intoxicaciones por la combinación de hierbas, pérdida de la matriz e incluso la muerte, o bien, de no conseguirse el objetivo se pueden generar malformaciones en el feto», informa.

En su opinión, este tipo de métodos se usan con mayor frecuencia en el área urbana, ya que faltan programas de educación sexual que alerten y prevengan. Mientras que en las comunidades indígenas persiste aún la creencia de que «se deben tener las y los hijos que Dios te dé».

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Doble moral

Eduardo Sánchez Carrillo afirma, sin querer dar nombres, que sabe de dos lujosas clínicas en el DF donde con frecuencia mujeres de la clase pudiente de México acuden a practicarse legrados en las mejores condiciones, y obviamente sin ningún riesgo, «eso es una realidad que sucede y obedece a una doble moral practicada por muchos médicos».

Una clara muestra de lo anterior es el caso de «K», una mujer que tras haber sufrido la negligencia médica de un DIU mal colocado, se embarazó. La reacción, comenta Sánchez Carrillo «fue buscar al doctor para reclamarle y exigir que de alguna manera se hiciera responsable de su error, por el cual además le pagó».

No obstante, el desconcierto para esta mujer fue mayor cuando el ginecólogo le propuso provocarle una hemorragia en su consultorio para después ingresarla en el Seguro Social y ahí practicarle el legrado.

El testimonio de K es contundente

«Por supuesto que sabía de los riesgos que implicaba una hemorragia, además no tenía la garantía de que no me iba a dejar morir.

«Pensé en denunciarlo pero en ese momento lo que más me preocupaba era que el embarazo no siguiera avanzando, así que acudí a una clínica en la ciudad, donde tienen todos los servicios y atienden médicos especialistas».

El proceso fue rápido y K no tuvo «mayores problemas», por la intervención pagó: cinco mil pesos.

07/DPG/CV

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