Las trabajadoras sexuales migrantes, originarias de Centroamérica y que laboran en la frontera norte del país, contraen en menor medida que las mexicanas Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) incluido el VIH-SIDA.
De acuerdo con Victoria Ojeda, de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos, el 58.4 por ciento de las trabajadoras sexuales nacidas en Baja California se han contagiado de alguna ITS, incluido el VIH-SIDA, contra el 43 por ciento de trabajadoras sexuales migrantes».
Según la especialista, quien participó en el Foro «Migración y VIH-SIDA», que se llevó a cabo hoy en la Antigua Escuela de Medicina, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, las trabajadoras sexuales mexicanas son las que consumen una mayor cantidad de drogas, a comparación de las migrantes, originarias principalmente de Centroamérica.
En su exposición durante el Foro, organizado por el Gobierno del Distrito Federal (GDF) e inaugurado por el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubón, en el marco de la XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA, la investigadora presentó el resultado de la investigación «Mujer Segura».
El trabajo se llevó a cabo de 2006 a 2008, en Tijuana, Baja California, con testimonios de 471 trabajadoras sexuales, de las cuales 101 son mexicanas y el resto migrantes centroamericanas.
El estudio de Ojeda, realizado con el apoyo de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), indica que el 39.6 por ciento de las trabajadoras sexuales migrantes, nacidas en Baja California, consume drogas inyectables, y de las centroamericanas sólo el 16 por ciento consume esta substancia.
La investigadora, quien lleva 4 años realizando trabajo de campo en la frontera norte, señaló que ocurre lo mismo con drogas como la marihuana, ya que de las trabajadoras sexuales originarias de esta entidad norteña el 60 por ciento consume esta droga y las migrantes la ingieren el 40 por ciento.
Asimismo, el resultado de la investigación arrojó que «las migrantes acuden con mayor frecuencia a realizarse análisis a los servicios de salud municipales, y se atienden más que las trabajadoras sexuales mexicanas».
La doctora e investigadora Victoria Ojeda apuntó que el mayor contagio de ITS de las trabajadoras sexuales nacidas en Baja California en comparación con las migrantes, «no es una cuestión de educación, porque las mexicanas tienen más educación que la mayoría de las centroamericanas, quizás se deba a una mayor educación sexual», refirió.
VIOLENCIA SEXUAL
Existe una diferencia importante de la frontera de Baja California con Estados Unidos con relación a la frontera sur, donde las migrantes centroamericanas son consideradas el grupo más vulnerable en el contagio de ITS:
A pesar de que en la frontera norte las trabajadoras sexuales migrantes se contagian en menor medida de las ITS, incluido el VIH-SIDA, son también las centroamericanas las que durante el trayecto para ingresar al país –vía el estado de Chiapas– se convierten en el «sector más vulnerable de contraer este tipo de infecciones y enfermedades», informó René Leyva Flores del Instituto Nacional de Salud Pública, al terminó de su intervención en el Foro Migración y VIH-SIDA.
Durante los 40 kilómetros que recorren las migrantes centroamericanas, de Tecún Umán, en Guatemala a Tapachula, Chiapas, 30 de cada 100 mujeres son violadas sexualmente, por otros migrantes, el «coyote» y las policías.
«En el tránsito las migrantes centroamericanas corren mayor riesgo de contagiarse de VIH-SIDA, porque el sexo es usado como punto de negociación, están en mayor vulnerabilidad por diferencias de género, número y trato», explicó.
Por ello, René Leyva refirió que las mujeres migrantes «son un grupo súper vulnerable, las mujeres van en número menor que los varones, pero se mueven con las reglas de ellos, lo que las coloca en una situación de desventaja».
Asimismo informó que los varones migrantes ven a sus compañeras de viaje rumbo a Estados Unidos como «mujeres disponibles para ellos, dispuestas a tener cualquier tipo de relación, y en México las mujeres migrantes indocumentadas son tratadas como aventureras, prostitutas».
En tanto, «cuando van en grupo y contratan un coyote, éste la vuelve su pareja y le dice que de este modo te protejo de los demás», relató.
La situación de la violencia sexual contra las mujeres migrantes en la frontera norte del país se desconoce en cifras, sin embargo si pasan por zonas donde existe un clima de violencia «seguro que algo les toca, no por ser migrantes si no por estar ahí».
ESTIGMA MIGRANTE
El especialista denunció que en México entre el 80 y 90 por ciento de la población considera que el VIH-SIDA viene de «fuera, que llega con las y los migrantes».
Además que «mucho se ha hablado de que las mujeres migrantes se vuelven trabajadoras sexuales, esto es falso, tanto como que los varones migrantes son narcotraficantes, estos son mitos estigmatizantes», concluyó.
08/GCJ/CV