Inicio La estigmatización condena a la soledad a la mujer que vive con VIH

La estigmatización condena a la soledad a la mujer que vive con VIH

Por Rosa Guizado

La discriminación afecta grandemente a las mujeres que viven con VIH, pues deben callar su condición para protegerse contra una represalia social que se ejerce no sólo contra ellas, sino que alcanza a sus hijos y esposos, afirmó Edith Tristán, representante de la ICW Latina en Panamá.

Muchas mujeres deben guardar silencio y pasar inadvertidas, pues empresas privadas e incluso instituciones del gobierno despiden a sus esposos cuando se enteran que ellas viven con VIH, aclaró la activista.

A sus hijos e hijas, en tanto, es común que los excluyan de las escuelas y demás centros donde habitualmente desarrollan sus actividades, y que sufran discriminación por parte de sus condiscípulos y maestros.

Muchas mujeres que viven con VIH/SIDA deciden hablar, pero piden que se les distorsione la voz o que sólo aparezca su silueta, con lo que ellas mismas se vuelven invisibles y condenan a la marginación y exclusión, agregó Tristán.

Sobre este punto, aún hay mucho por hacer en América Latina, donde los patrones culturales y machistas están muy enraizados, admitió la activista, para luego referir que cuando la mujer siente temor de que se sepa que vive con VIH/SIDA, se priva de formar parte de grupos de apoyo y orientación que la ayudan a empoderarse, y sufre mucho su soledad.

ICW es uno de esos grupos que tienen como objetivo contactar y ayudar a las mujeres que viven con VIH en todo el mundo, además de fomentar su visibilidad, actuar como fuente de información, combatir la discriminación, estigma y violación de los derechos de aquellas que viven con el virus, añadió.

En 1992 por primera vez las mujeres con VIH/SIDA de todo el mundo se unieron y expresaron sus necesidades, durante un encuentro celebrado en Amsterdam.

En América Latina vivir con VIH/SIDA es sinónimo de conducta sexual desordenada, de irresponsabilidad, y eso es lo que se le señala a las mujeres, cuando todos sabemos que es una injusticia, advirtió Tristán.

La activista afirmó que las jóvenes que enfrentan esta situación sufren más el estigma que las mujeres adultas, porque la sociedad les dice: Eso les pasa por su conducta desenfrenada, por sus locuras. Sin embargo, hay una tendencia a decir de la mujer adulta: Pobrecita, su esposo la contagió.

En ambos casos hay un gran error, por lo que es necesario trabajar más en las áreas de educación e información para eliminar todas las formas de discriminación y estigma.

Nadie está exento de contraer el VIH; antes de señalar y condenar, hay que comprender e informarse más sobre este tema, pidió Tristán.

08/RG/LG

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