Inicio Agenda Mujeres mineras de Bolivia que desmantelaron una dictadura sin armas y ahora van contra el trabajo esclavizante

Mujeres mineras de Bolivia que desmantelaron una dictadura sin armas y ahora van contra el trabajo esclavizante

Por Diana Hernández Gómez

Ciudad de México.- En 1978, miles de personas se unieron en una huelga de hambre para terminar con la dictadura de Hugo Banzer Suárez en Bolivia. Una de ellas fue Domitila Barrios de Chungara, reconocida lideresa sindical de muchas trabajadoras mineras que, como ella, encontraron un modo de vivir y resistir en los túneles del Cerro Rico de Potosí.

Este cerro, ubicado en los Andes bolivianos, se convirtió en un centro minero muy importante durante la época de la colonización española. A pesar de que la actividad económica de la zona ha ido disminuyendo conforme se agotan los minerales, aún son muchas las familias que dependen de la minería para subsistir.

Mujeres de la mina (2014) es un documental que aborda la historia de algunas de estas familias, todas lideradas por mujeres inevitablemente ligadas a las minas. Como muestra la cinta, ellas no decidieron tomar este trabajo solo porque sí: abuelas y abuelos, padres, hermanas y hermanos también formaron parte de una cadena de trabajo esclavizante, la cual se atrevieron a combatir de la mano de Domitila Barrios y otras mujeres.

Las minas: espacios de hombres tomados por ellas

Entre las voces que configuran el documental dirigido por las cineastas Loreley Unamuno y Malena Bystrowicz, se encuentran los testimonios de Francisca González Santos y Lucía Armijo. Ellas cuentan que, tal como sucede con otras familias bolivianas, las mujeres tuvieron que entrar a las minas cuando los hombres murieron a causa de la toxicidad de los minerales con los que trabajaban.

El periodista y escritor Eduardo Galeano —quien también ofreció su testimonio para la cinta– dice al respecto que se creía que las mujeres estaban malditas y podían causar una desgracia si entraban a los túneles. Y esa supuesta maldición las salvó (aunque por poco) de enfrentar un destino similar al de sus compañeros.

Sin embargo, una vez que ellas tuvieron que integrarse a la minería, no lo hicieron con la pasividad usualmente esperada de las mujeres. Al ver las condiciones bajo las que estaban tanto ellas como los hombres, tomaron parte en asambleas y sindicatos para exigir mejoras laborales que dejaran de poner en riesgo sus vidas. Es en esas asambleas donde la voz de Domitila Barrios se levantó entre los años 50 y 80. 

Póster oficial del documental.
Imagen: Facebook “Mujeres de la mina documental”

Estas décadas estuvieron marcadas por la represión militar en contra de las y los mineros, así como de la clase obrera en general, la cual se había organizado contra la explotación y los abusos de las grandes empresas dueñas del Cerro Rico de Potosí.

Domitila Barrios fue víctima de esta represión. Pese a ello, dejó cuerpo y alma en una lucha que ha servido de ejemplo para otras mujeres como Lucía Armijo, quien abre las puertas de su vida ante las cámaras de Unamuno y Bystrowicz.

Armijo cuenta que, contrario a otros casos, ella no entró a trabajar a la mina tras la muerte de su pareja. Para ella, el trabajo de minería se volvió un modo de subsistencia tras abandonar al padre de sus hijos por los constantes maltratos que sufría a su lado.

Pero entrar a las minas no solo le dio independencia económica: también le ayudó a reconocerse como una mujer fuerte que, con el tiempo, se convirtió en dirigente sindical. La timidez y el temor se disiparon para dar lugar a la resistencia individual y colectiva.

Una lucha en medio de un pozo de desigualdad

A pesar de que las minas del Cerro Rico de Potosí han reivindicado a las mujeres como luchadoras sociales, la realidad es que este espacio –símbolo de una colonización que no cede– sigue marcado por fuertes desigualdades económicas.

En 2015, un artículo de BBC Mundo dio a conocer la paradoja de Potosí, el departamento boliviano con la población más pobre, a pesar de la vasta riqueza obtenida por medio de la minería. 

Mujeres de la mina da rostro a esta pobreza. Los escenarios donde se desenvuelven las historias que ahí se cuentan son casas pequeñas, donde habitan infancias y madres solas; calles sin pavimento, llenas de perros callejeros y rodeadas por montañas de piedras que las mujeres pican día tras día, una por una, para subsistir.

En este contexto, la resistencia ejercida por las mujeres es un acto necesario para evitar que las condiciones se vuelvan aún más profundas. Pero ¿cómo hacer para revertirlas por completo? ¿Cómo terminar con una colonización que limita las oportunidades económicas a unos pocos trabajos precarizados?

Ante este panorama, la lucha de las mujeres de la mina se vuelve una defensa valiente que, sin embargo, necesita el apoyo de otros frentes para consolidarse en trabajos y vidas dignas, fuera de la marginación constante del sistema actual.
Puedes encontrar el documental Mujeres de la mina al hacer clic aquí.

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