Guerrero, Gro.- Antonia Ramírez Marcelino es una periodista guerrerense que trabaja en la ciudad de Tlapa, donde ha tenido que enfrentar un camino de obstáculos para ejercer su profesión; desde las comunidades, las autoridades locales y los propias empresas periodísticas que con sueldos mínimos le otorgan nulas condiciones para continuar con su labor, lo anterior frente a estigmatizaciones que rodean su día a día.
“Mi nombre es Antonia Ramirez Marcelino. Yo trabajo en la ciudad de Tlapa. Soy de la comunidad nahua de Ocotequila, un municipio de Copanatoyac. Desde el 2015 empecé a trabajar para el taller de colectivos de Acapulco y como en el 2016, con otra compañera, fundamos un medio de comunicación local que se llama El Jale Noticias”
Antonia estudió Desarrollo Comunitario Integral, en la Universidad Pedagógica Nacional. Sin embargo, para 2015 estaba sobre la mesa el tema de que no se llevarían a cabo las elecciones electorales hasta que encontraran a los 43 normalistas de Ayotzinapa.
“El movimiento aquí en Tlapa fue muy fuerte, tomaron el ayuntamiento, me parece como al tercer día de la desaparición de los normalistas, y una de las exigencias de este pues no se iba a permitir elecciones hasta se localizaron a los estudiantes. A partir de ello, la compañera corresponsal de aquí de La Paz, era también consejera electoral de Lima, por lo que pidió licencia en el trabajo, porque decía ella que no podía hacer como juez y parte.
Entonces, me pidió que si yo la podía cubrir, yo acababa de regresar. En unas ocasiones la acompañaba a hacer como las entrevistas o a reportar, pero no sabía a qué se dedicaba muy bien y ya después pues me explicó: ‘vas a ir y vas a entrevistar a la gente o ellos te van a contar, vas a regresar y me vas a decir que te dijeron, cómo te dijeron todo eso’. Al principio, fue cubrir más al movimiento que decía que no quería elecciones”.
Fue así como Antonia ingresó al gremio periodístico, cubriendo temas políticos, culturales y movimientos sociales.

Lucía Moguel Osorio: En esta experiencia que has tenido en el periodismo, ¿cuál has visto tú que es el papel de las mujeres en el periodismo? ¿Y cuál es su aporte a la prensa en México?
Antonia Ramirez Marcelino (ARM): Primero, hay que decirlo, habemos muy poquitas mujeres. Luego, a nivel Estado, también son muy pocas mujeres periodistas y creo que nuestro compromiso como periodistas por eso es muy importante, muy relevante, porque estamos contribuyendo a la comunidad con la información y, sobre todo, porque somos portavoces de sus demandas.
Yo me considero feminista, desde que iba a la universidad hacía este tipo de reuniones para informar a las mujeres para combatir esa desigualdad que ya hay o que hemos vivido, porque yo como mujer he padecido violencia de género, he parecido discriminación. Esto me ha fortalecido, o sea, en vez de que yo me sienta mal porque me discrimina.
Yo he sacado fortaleza para cambiar, modificar algunas cosas que han llevado a esta desigualdad. Entonces, yo desde que entré aquí, luego de muchas protestas aquí en La Paz, viene de comunidades indígenas, pues a reclamar algunos servicios, el derecho a la educación o a la salud. Y lo que me daba cuenta es que los voceros siempre son hombres. Y ellos hablan de sus demandas.
Pero yo quería visibilizar a mujeres, porque también venían muchas mujeres de estos movimientos, solamente que a ellas les cuesta más trabajo hablar o se encargan de de otras actividades, de andar viendo qué van a comer los que están en el movimiento. Y yo desde ahí, desde ese lado, estoy incidiendo y luego les digo a los dirigentes y quiero que una mujer también me dé su testimonio.
Queremos también oír las necesidades de las mujeres. Yo como hablo náhuatl, cuando vienen de mi comunidad o de otras comunidades nahua, yo las entrevisto en náhuatl. He querido quitar esta barrera de decir “no, es que ellas no pueden hablar” y decirles que me cuenten qué necesitan y cuáles son las demandas.
Como hombres y mujeres tenemos diferentes prioridades. Por ejemplo, los hombres vienen a pedir una comisaría, la construcción de edificios y escuelas. En cuanto a mujeres, yo me he dado cuenta que van más a los servicios de, por ejemplo, el agua. Muchas mujeres no tienen agua y una de sus prioridades es eso y la energía eléctrica. ¿Por qué? porque ellas son las que se encargan de mantener con vida, de llevar a los niños a la escuela, de bañarlos, esas son sus prioridades.
Entonces, de esa manera, yo desde el 2015 hasta la fecha, siempre busco que también las mujeres den su postura o incluso hasta cuestionarlo a los liderazgos no masculinos, porque luego dicen pues es que no hay mujer y yo digo “sí estoy viendo muchas mujeres”. Y veo que aquella no habla porque no entendía. Desde esa manera yo he estado incidiendo en el periodismo.
LMO: Tú le das voz a estas mujeres que normalmente no son fuente de información o que no se les toma en cuenta, ¿cómo esta perspectiva aporte al periodismo y cómo aporta a la sociedad? ¿Cuál es la diferencia que podría generar esta información?
ARM: Pues mira, aporta porque estamos viendo la postura de las mujeres, estamos visibilizando a las mujeres en los medios de comunicación, luego no hay muchas. Notas que se le dedique para visibilizar a las mujeres y yo siento que ahorita el periodismo debe de ser una herramienta para que podamos transformar, para que podamos modificar estas desigualdades, desde el enfoque de cómo manejamos en nuestra zona, por ejemplo, los matrimonios infantiles.
Es cierto, es una violencia contra las mujeres, pero también hay que entender que tampoco es como lo manejan, que es una “trata de blancas”. Tampoco es una trata de blancas porque si viene una persona de fuera y quiere comprarse a una muchacha, tampoco se la van a vender. O sea, sí la venden, esa es una realidad, hay un dinero para que le dieran a la muchacha, pero también tiene que ser una persona de la comunidad que sea su pareja, no para fines de explotación sexual o explotación para que lo manejemos como trata de blancas.
En ese sentido, yo cuido mucho estas formas, porque platico luego con varios periodistas y para ellos es tajante decir “ahí hay trata de blancas”, pero tampoco es una trata de blancas. Es un poco de entender las costumbres de una comunidad.
Y, entonces, es de esa manera que yo siento que el periodismo puede aportar a la sociedad, yo creo que todos tenemos el compromiso de todas las profesiones aportar para que realmente se disminuya la violencia contra las mujeres y contra los niños, contra las niñas y contra las comunidades indígenas.
Yo vengo de una comunidad indígena y sí quiero que, en los medios de comunicación, al menos estemos dentro de la agenda: qué está pasando en las comunidades, como están viviendo ahorita con lo de la invasión de sus territorios, con el tema del fertilizante. De esa manera, yo siento que es lo que nos toca, lo que nos corresponde hacer como periodistas y también como medios de comunicación, incidir dentro de la comunidad.

En México no hay condiciones para ejercer el periodismo
Antonia asegura que en México no hay condiciones para ejercer de manera libre el periodismo. Los problemas de seguridad y los sueldos han provocado que en más de una ocasión haya pensado en dejar el periodismo; sin embargo, afirma que no se concibe sin ser periodista.
“A veces sí lo he pensado, ni nos pagan bien, la verdad sí nos pagan una miseria, al principio a mí ni me gustaba, nada más lo hice porque acababa de salir de la escuela y es lo que hubo. Y a muchos les gustaría trabajar en el medio en el que yo trabajo, yo no sabía la importancia del medio en el que estoy trabajando y la incidencia y el impacto que tiene a nivel de Estado.
Ya después de que te vas dando cuenta, pues, con el tiempo, llegas a amar el trabajo que tú haces. Yo ahorita no me concibo sin ser periodista, porque pasa algo y vámonos corriendo a ver qué está pasando. Es algo que no todos lo traemos y lo vamos desarrollando y yo digo que, en este caso, las otras personas no se preocupan de, por ejemplo, de una arquitecta, de unos abogados, de un maestro, no les dicen “no, ya deja ese trabajo que te pueden matar”, “te pueden hacer algo”, “te pueden desaparecer”. Y pues sí da miedo”.
Destaca que vigilar la participación de las mujeres en la comunidad es algo que también la motiva: “Yo me dedicaba a esto cuando todavía no era periodista, como estudiante yo organizaba a mis compañeras, yo hacía talleres en las comunidades para que las mujeres conocieran cuáles son sus derechos, a qué institución pueden recurrir si padecen violencia o si quieren tramitar una pensión.
Tenemos como estudiantes ese compromiso de estar informando a la comunidad, porque ellos no tuvieron la oportunidad que nosotras tenemos. Al menos nosotras estamos yendo a la escuela, pero nuestras madres, nuestras abuelas, no tuvieron esta oportunidad. Y entonces por esa parte me habría gustado mucho andar incidiendo, llevando información, y ahorita lo estoy haciendo desde los medios de comunicación, desde el periodismo”.
ARM: Y yo creo que, al menos en México, no hay esas condiciones para ejercer de manera libre. Ahorita con el cambio de gobierno yo trabajé ambas notas. Se embargó lo que yo estoy viendo, porque también creo que es a nivel nacional, y nos repercute a nivel local de cómo se está desprestigiando a cualquier periodista que decide sacar un reportaje criticando o evidenciando el mal trabajo de las autoridades de la 4T.
Desde la conferencia matutina del presidente de la República llegan estos desprestigios. Lo hace con unos y eso tiene mucho impacto a nivel local. En Tlapa no está gobernando la 4T, pero el periodo que pasó sí estuvo gobernando y, por lo regular, era lo mismo, era como una cadenita: lo que se hacía allá a nivel nacional, se veía aquí a nivel local. Desde la comunicación social del municipio salía a meter campañas de desprestigio. A mí me tocó mucho en mi vida personal que me cuestionaban más por ser lesbiana para desacreditar.
Primero lo hacían como de “es una chayo periodista”, “no se le dió dinero, por eso está haciendo esto”, “estaba cobrando muy bien con el PRI y pero ahorita como ya no hay dinero para los periodistas lo hacen de manera directa”. Ese es un discurso que manejan aquí, desde la entidad municipal para desprestigiar a toda persona que visibiliza qué estaban mal o qué no se estaba trabajando correctamente. Ellos dicen que van a transparentar sus salarios pero, pues, no fue así.
Yo le he dicho a mi familia, a mis papás, yo en mi trabajo no tengo temas con nadie, no me meto en la vida de nadie, no le debo a nadie, entonces si me llegara a pasar algo, ustedes levanten la voz. Aquí cuando luego secuestran a alguien y la gente se empieza a movilizar, las autoridades se ponen a trabajar y lo liberan, pero no si la familia no dice nada.
El periodismo en las comunidades
LMO: ¿Cómo es trabajar en una comunidad con usos, costumbres y una cosmovisión diferente de la vida? ¿Cómo es esto desde la perspectiva de una mujer periodista? ¿Cómo ha sido para ti trabajar el periodismo allá en Tlapa?
ARM: Es complejo porque para que tú hagas una información, te vas a la comunidad todo el día y luego empieza a llover, se cierra el camino, lo que significa que te vas a quedar ahí, que ibas a pagar un día pero vas a pagar dos días en lo que buscas la forma de regresar.
El medio de transporte, yo no tengo vehículo, entonces tengo que buscar a qué hora sale la pasajera, a qué hora me voy a ir, a qué hora me voy a regresar o ver qué compañero convenzo y que le llame la atención el trabajo que voy a hacer allá para que nos vayamos en su vehículo y tengamos garantía de poder volver.
No hay señal, si nos pasa algo ahí en la comunidad, la verdad no se van a enterar inmediatamente nuestros familiares. Lo que hemos adoptado la compañera Carmen y yo es que cuando salimos, siempre salimos acompañadas. Cuando salimos a una comunidad, nos monitorea una persona y le decimos “te vamos a contactar cuando encontremos internet o WhatsApp en una comunidad cercana. para que sepas en dónde estamos”. A veces no hay señal y esos avisos no llegan porque de plano no hubo señal. Entonces, de esa manera, trabajamos y nos desplazamos a la comunidad.
La lengua, por ejemplo, es una barrera también. Yo hablo una lengua indígena, pero no domino los otros dos que se hablen en nuestra zona, que es el Mecha y el Mazade Entonces ese ese el trabajo complejo, vamos a una comunidad pero también contactamos a alguien ahí de la comunidad que nos pueda dar acompañamiento para que así nos puedan abrir las puertas, que la gente pueda hablar o nos tenga, al menos, confianza.
Nos hemos encontrado comunidades que de plano son como de “no, no queremos esto”. Si no vemos condiciones, nos salimos de la comunidad y no hacemos ese trabajo. También hemos estado en comunidades donde el trato es distinto, te invitan a un almuerzo.
Nos ha tocado a veces matarnos de hambre cuando vas a una comunidad lejos y llegas a la comunidad a preguntar si te pueden vender comida y te cierran la puerta porque no entienden lo que tú dices. Por eso es muy importante al ir a una comunidad contactar a alguien, aunque a veces no se puede, no puedes contactar a cada gente cuando vas a una comunidad.
En el periódico nos pagan 100 pesos la nota, con la foto son 200 pesos. Eso es para todos los periodistas, yo creo, ganamos muy poquito, nuestro salario es muy mínimo, no tenemos condiciones laborales buenas. Cuando yo me enfermo, yo pago con mi propio dinero. Pero ves otras profesiones, por ejemplo los maestros aquí les va muy bien, también aquí ha habido mucho movimiento de magisterio y han exigido estos derechos. Desde estas condiciones estamos trabajando.
Hay muchas comunidades que, la verdad, pues a las mujeres nos ven de diferente manera. No nos valoran como a los hombres, porque luego nos ha tocado que nos acompaña un reportero local de aquí de Tlapa y te das cuenta de que tú estás haciendo la entrevista, pero le contestan a él o de manera visual nada más lo miran a él y así te ignoran.
También eso nos ha pasado, a mí me ha tocado vivir esta parte. Mencionar que con el gobierno de Héctor Astudllo Flores, cuando yo cubrí una nota cuando él vino de visita a Copanatoyac, como yo soy del municipio de Copanatoyac, pues yo le dije a la jefa de comunicación que yo cubro aquí porque yo soy de esta comunidad, yo siento que la gente me conoce y yo conozco el territorio. Y justo ahí sus guaruras me abrazaron y me sacaron de la actividad porque me estaba acercando al gobernador para hacerle algunas preguntas.
Después de que puse mi queja en derechos humanos por la violencia que sufrí por su guardaespaldas, el gobernador dice “es que no sabíamos que eras periodista porque no vestías como periodista”. Está peor la cosa porque cómo se va a vestir una periodista, no entiendo cómo se visten los periodistas. Eso de que puse mi queja ante derechos humanos, hablé con medios, denuncié esa violencia y esa discriminación, cambiaron las cosas, por lo menos cambiaron.
Cuando volvieron a hacer otras que eran del gobernador, pues no me trataron ya igual. A todos mis compañeros los empezaron a respetar, entonces yo también veo que es muy importante que como periodistas nos aglutinan, nos organicemos y, sobre todo, no dejar de lado y seguir denunciando si padecemos de alguna agresión. Comentarios y cositas así no les daba mucha importancia, ya hasta que después fui a otros talleres para periodistas, me di cuenta de que sí es importante ir anotando qué tipo de agresiones y qué tipo de violencias padecemos.
LMO: En este sentido, en un contexto en el que las mujeres no son bienvenidas en el periodismo, y ustedes que fundaron su medio y son las encargadas de todo, ¿cómo ha recibido la gente un medio creado por mujeres? ¿Cómo les ha ido con el medio que ustedes fundaron?
ARM: De entrada yo siento que la gente ha respondido muy bien en sentido de que el número de seguidores que tenemos son bastantes y luego también lo consideran como un medio que pudieran confirmar o corroborar la información, a pesar de que hay muchas páginas. Nosotras, antes de publicar información, tratamos de confirmar también con varios medios de cómo está el asunto.
Mucha gente dice “yo antes de ver si pasó eso, me meto a Jalen Noticias” y si veo que eso no está publicado quiere decir que es chisme. En ese sentido, yo digo que lo han tomado muy bien y somos un medio de referencia en lo local. Sí trabajamos para el periódico Sur, pero siempre escucho “es que ese medio es para la élite”, “es que ese medio solo lo alcanzas a leer a los que llega el periódico”.
Con lo de la pandemia, aquí en Tlapa se dejó de enviar los periódicos, que anteriormente mandaban 20 periódicos. Solamente como algunos sectores de nivel académico más alto o funcionarios de alto rango son los que tienen acceso a ese periodico. Y ya, digamos, para la raza, la sociedad y el pueblo, pues su referente es El Jale Noticias. Nos dicen “con que salga para el Jale Noticias nosotras estamos bien”.
A veces son temas que se publican en los dos medios, porque como te comentaba, el Sur tiene su impacto en los gobiernos, que se entera a nivel estatal. A nivel local, el Jale, pues sí se enteran y también nos monitorean, pero ya se entera más la gente de aquí. Así que si tú quieres que se entere la gente de por acá, pues el Jale. En ese sentido, lo han tomado bien.
Con el tiempo y el trabajo que le hemos dedicado, porque también es eso, estar ahí constante y dedicándole el tiempo, nos hemos ganado la confianza de varias personas. Nos ha ido muy bien. En cuanto a dos mujeres que estén haciendo periodismo, aquí la zona más compleja y la zona donde hay mucha desigualdad de género, pues sí, en las comunidades nos ha tocado batallar y que no nos valoren.
Si un hombre lleva una cámara a la comunidad y vas tú, aunque sepan que tú llevas tiempo haciendo periodismo, sí notas el cambio, sí notas esa diferencia que se le pone más atención al hombre. El trato cambia, es diferente. Hemos aprendido a que no nos afecte. En vez de que nos pongamos a llorar, veamos cómo podemos darle la vuelta. Yo sé que como mujeres aquí nos toca dar hasta el doble a diferencia del compañero. Nada más el hecho de que sea hombre ya tiene esa credibilidad, ya tiene eso de que él pueda estar en varios espacios, a nosotras nos dicen “nada de salir y estar en esa conferencia”. “no pueden salir muy noche”. Por ejemplo, si va un compañero reportero y yo, su palabra tiene relevancia. En ese sentido, yo me he dado cuenta de que es la desigualdad que padecemos aquí las mujeres periodistas.
LMO: ¿Cómo les ha afectado, tanto en lo personal como en el ejercicio de su labor? ¿Cuáles han sido los impactos que tú has notado de este tipo de comentarios? ¿Cómo lo ha recibido tu familia? ¿Cómo has vivido estas agresiones?
ARM: Yo te comento un poquito más con el trienio que acaba de pasar, sentí un poco más. Yo la verdad, agresión pues solamente padecí eso con lo del gobernador y luego lo del movimiento que pasó cuando fueron las elecciones, que hubo muchas represiones por parte de la policía.
Ya en ese sentido, con los gobiernos, con otros presidentes municipales, para nada era de esa manera que reaccionan. Sin embargo, ahora con el trienio que pasó con el partido de Morena aquí en Tlapa, la verdad sí tuvo impacto a nivel profesional. hubo un tiempo que ya no quería ni publicar, así pues que se hiciera referencia contra el ayuntamiento municipal.
Le bajamos un poquito de la información en la página, en lo local, y entonces lo que yo opté es mandarlo al medio estatal. Total, si se publica a nivel Estados, pues todos los que hacen el trabajo, la campaña, los comentarios, los bots y todo eso no se enteran, porque, te digo, leer de otro medio ya es como pocas personas. Entonces lo que hice fue mandarlo para el sur y para El Jale Noticias no porque me van a estar diciendo esto y lo otro.
Aunque uno no siente que no le afecta, pues sí hay comentarios que la verdad sí te desaniman o te empiezan a denigrar y, la verdad, como también lo ve tu familia dices no, que me estoy exponiendo demasiado, que me puede algo porque incluso así hubo amenazas diciendo “muy valientes o muy machistas, pero esperemos que aguanten baras cuando las agarremos”. Igual nos puede pasar algo, con la desaparición de Arnulfo, la verdad sí nos dio mucho miedo, a mí sí me dio mucho miedo y me imaginaba así como de “y si me pasa lo mismo”, cuando salía de mi casa volteaba a ver que no hubieran carro.
Por lo regular, los que cometen un ilícito, siempre se mueven en coches blancos y sin placa. Entonces trataba de ver por los lados para ver si voy segura o no, tratar siempre de tener el teléfono así porque si me pasa algo luego luego empiezo a transmitir en vivo para que al menos se den cuenta. Y super alerta, también.
Yo dejé de ir al Ayuntamiento y ni pasaba por ahí, la verdad, porque pasabas y dice la compañera Carmen, “hasta el barrendero”. Parece que es una instrucción que hasta el barrendero te empieza a mirar de manera así como “te estoy viendo, te estoy cuidando”. Y los otros avisan “uy, ya llegaste”. Unos dicen “uy, ya vino aquí otra vez a chingar”, comentarios así. Había conocidos que te hablaban y que ahí ya no te dirigían la palabra, después cuando había despedidas, ahí vienen y dicen “lo que pasa es que nos prohibieron hablar con ustedes, compréndeme”.
Cómo te van a prohibir en un trabajo que hables con alguien. En ese sentido, yo ya no cubría tanto y ya captaba mejor monitorear por las redes, las actividades del ayuntamiento. Seguía habiendo mal trabajo y seguía la gente inconformada.
También lo hacemos cuando la gente habla, cuando la gente decide denunciar, porque si la gente no quiere hablar, yo no buscaba hablar por chingar, sino que realmente surgían cuando ya de plano la gente decía “eso no puede estar pasando”. Solamente cubrimos eso. Hubo compañeros reporteros que ya no nos hablaban, nada más por teléfono o por mensaje, porque nos dijeron que tenemos prohibido hablar con ustedes.
Y yo cómo por qué. Y me dice “es que el ayuntamiento me está dando $2000” y si yo los contradigo, me van a dejar de dar el apoyo y yo tengo un hijo, tengo que alimentarlo, espero que tú me entiendas, pero sí te paso el chiste, hablan muy feo de ustedes. Me pasó unas capturas de pantalla y unos audios donde decía “te dijimos que no tienes que andar hablando con esas viejas lesbianas” y no sé qué cosa.
Fue, la verdad, muy feo. Con la elección, no ganó MORENA, ganó el PRI. La verdad, para mi fue un alivio, qué bueno que cambió de partido. Al menos vamos a ver cómo nos va con este gobierno. Al menos estas campañas de desprestigio o que estén ahí al tanto de lo que tú haces, cómo comes y qué vistes, al menos no me siento perseguida.
Al hablar de campañas de desprestigio y las diferencias de estas entre hombres y mujeres, Antonia señala que lo primero que logró identificar es que se meten con la vida personal de las periodistas.
“La manera de atacar y desprestigiar, lo hacen siempre refiriéndote a tu género. Luego la agresión hacia tu físico, hacia tu persona. Y luego las agresiones en las que se meten tu diferencia sexual, se meten diciéndote “pinche vieja”, “espero que aguantes bara”. A lo sexual, a las mujeres las atacamos de esas maneras. Con los hombres es distinto, pero para las mujeres las agresiones son más fuertes, más hacia su género y siempre refiriéndose a lo sexual”.
Por ello, señala que es importante para ellas mantenerse en comunicación con sus familias. “Ellas mismas (mi hermana, mi sobrina) te aconsejan, te dan ánimos para seguir y, luego, cuando te llega una persona y te dice “muchas gracias por el trabajo que hiciste”, te voy a invitar porque ya nos cambiaron la pavimentación. Es la satisfacción que una tiene. Sí incidimos, sí apoyamos desde nuestro trabajo, apoyamos que cambie la vida de una comunidad, una colonia o un grupo grande de personas”.
Añade la necesidad de tejer redes con otras mujeres, hablar de cómo integrar su agenda en los medios.

LMO: Las redes son bien importantes para seguir con este ejercicio periodístico. Estas campañas de desprestigio, ¿cómo afecta a la libertad de expresión y el acceso de información de la sociedad? ¿Cómo estas violencias afectan en el ejercicio periodístico que ustedes realizan?
ARM: Afectan muchísimo en el sentido de que tú misma empiezas a coartar tu libertad de expresión porque dices “debo de ser más mesurado”, “no debo de publicar esto porque ya se que el efecto o los resultados van a ser esto”. Tú misma te empiezas a limitar, empiezas a decir “esto está bien”, “esto no está bien”, “esto me va a ir muy mal si yo publico esto”. Empiezas a cortar tu libertad de expresión y la manera en la que tú te estás cortando la libertad de expresión, tiene un impacto en la sociedad, porque a dónde estás llevando la información que le has estado llevando. Yo siento que todavía, a las comunidades y los pueblos, nos hace falta mucha información. La información llega muy después y también por eso no hay tantos servicios, porque la gente no se entera en mi pueblo.
Y ya lo otro, te afecta en la vida personal, porque yo me considero una persona que soy muy sensible, por cualquier cosita luego me dan ganas de llorar. Lo he estado trabajando para que no me pase en actividades públicas, que mis emociones no me ganen. Sí te deprime, pero también yo tengo esas redes de apoyo que me están impulsando y me ayudan a salir adelante. De esa manera, una la va pasando.
Pero imagínate que sea otra persona, que a lo mejor sea más débil o que no tenga ese tipo de apoyo con la familia. Por ejemplo, yo no tengo hijos, pero te imaginas a una persona que tenga su hijo, que tenga su familia, o sea, la afectación, aparte del periodista, también va ir contra la familia, también después sus hijos. De esa manera nos puede afectar una campaña de desprestigio.
Las exigencias para un periodismo libre
Para Antonia su petición sería tener libertad para hacer su trabajo, que las puertas no se le cierren, que haya más apertura, tanto en las comunidades como en las oficinas de gobierno, ya que, reitera, tienen la obligación de otorgar transparencia a la sociedad.
En el ámbito comunitario pide que las personas sean respetuosas hacia las periodistas y que puedan facilitar los medios para que hagan su trabajo. También destaca la necesidad de que haya mejores salarios y prestaciones por parte de las empresas periodísticas,
“En cuanto al gobierno federal, el respeto hacia la voz periodística, que cesen esas campañas de desprestigio porque están saliendo desde el Palacio Nacional, que cese esa agresión a los periodistas, esa agresión hacia las mujeres periodistas, tener mayor respeto hacia las mujeres. Para mí serían estos puntos que serían importantes resaltar”, sentenció.
Esta entrevista se realizó en el marco del informe Palabras impunes: estigmatización y violencia contra mujeres periodistas 2019-2022, el cual reveló que se han registrado 767 agresiones contra mujeres periodistas durante el primer trienio de Andrés Manuel López Obrador (del 1 de enero de 2019 al 31 de julio de 2022).
Con información de Lucía Elisa Moguel Osorio, investigadora en el Programa en el Programa de Libertad de Expresión y Género
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