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Caricaturistas feministas mexicanas irrumpen con nuevas propuestas de representación de las mujeres

Por Diana Hernández Gómez
Cintia Bolio, una de las caricaturistas más destacadas de México actualmente. Fotografía: Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

En nuestro país, la caricatura ha fungido como un medio importante de denuncia social desde la época del porfiriato. A pesar de que el escenario ha sido acaparado por hombres, la realidad es que en México también hay varias mujeres que forman parte de esta tradición. Con sus aportes, ellas han abogado por otras representaciones femeninas que van en contra de los estereotipos reproducidos incluso por sus propios colegas varones.

De acuerdo con el Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana, la primera caricaturista en México fue Ema Best, quien publicó sus obras a partir de 1895. Sin embargo, su trabajo no fue preservado y no se conoce más que un autorretrato suyo. Y, desafortunadamente, muchas de las obras de sus sucesoras tuvieron un destino similar.

Tal es el caso de Palmira Garza Hernández, quien ha sido reconocida como la única caricaturista de la generación de Rius, Helio Flores y Gabriel Vargas (autor de La Familia Burrón). Durante su carrera, Palmira -como era conocida en el mundo de la caricatura- pudo publicar en Ovaciones y Teleguía, y fue invitada por Alaíde Foppa a colaborar en la revista Fem. Pero, a pesar de su relevancia, también es poco lo que conocemos de su obra en la actualidad.

Palmira no se centraba únicamente en tocar temas relacionados con las mujeres: sus temas estuvieron abiertos a la política y la crítica social en general. Aun así, ella y sus antecesoras abrieron paso a caricaturistas como Cecilia Pego y Cintia Bolio, quienes han hecho de las representaciones y estereotipos de género dos de los ejes centrales en sus obras.

Los cómics de Cecilia Pego y Cintia Bolio contra el machismo mexicano

De acuerdo con Felipe Gómez Gutiérrez, autor del artículo “Cómics femeninos y feministas en el México del siglo XX: de la representación a la autodesignación”, en nuestro país hay una larga lista de “moneras” que incluye a Bibi Ayala, Yolanda Vargas Dulché (creadora de Memín Pinguín) Guadalupe Rosas (quien fue directora del Museo de la Caricatura), Jotavé y Jesusa Rodríguez. No obstante, muchas de ellas han desaparecido de los medios.

Las causas detrás de esto no son unívocas; aun así, hay un factor determinante: la dificultad de ganar terreno en un espacio ocupado mayoritariamente por hombres. Pero, como afirma Gómez Gutiérrez, hay excepciones a la regla. Dos de ellas son, precisamente, Cecilia Pego y Cintia Bolio.

Especialistas como Carina González han analizado la obra de Cecilia Pego como una nueva propuesta de subjetividad femenina. En esta propuesta, la caricaturista (quien ha publicado en medios como La Jornada y Diario de Juárez) denuncia los roles y los mandatos de género, así como la corrupción de los grupos políticos, haciendo uso de un «estilo gótico y de humor negro», citando a Gómez Gutiérrez.

Así, por ejemplo, nos encontramos con obras como “Concurso de belleza”, una historieta donde, en un certamen intergaláctico de belleza, un juez critica la hermosura “artificial” de Miss Tierra y la despoja de ella. Pero, aun así, Miss Tierra termina asombrando a los jueces.

Las obras de Cintia Bolio tienen un tono similar. Esta autora publica su obra en El Chamuco y en ChamucoTV, y en sus tiras es evidente la crítica contra la cultura machista en México. Pero esta crítica no sólo recurre al humor: también cuenta con diversas publicaciones, como su historieta Puras Evas, en las que muestra cifras sobre la violencia contra las mujeres en nuestro país.

De acuerdo con la misma Bolio, el ser pionera en abordar este tipo de temas es un gran reconocimiento que, sin embargo, le ha costado el cierre de espacios. Una censura que no vemos aplicada en muchas tiras cómicas cuyas representaciones de lo femenino siguen cayendo en el machismo y la misoginia.

Ejemplo de ello, son algunos reconocido moneros que únicamente relegan a las mujeres al espacio doméstico o al papel de musas en sus tiras cómicas. En algunas de sus obras se puede apreciar la hipersexualización de las mujeres y la romantización de la violencia sexual y esto no ha sido impedimento para otorgarle premios en espacios como la Feria Internacional del Libro.

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