De acuerdo con datos del Inegi, en 2021, en México se registraron 43 matrimonios en los que al menos una de las personas casadas era menor de edad. Aunque estas cifras terriblemente cercanas a nuestro presente, la realidad es que el matrimonio infantil es un delito socialmente aceptado que lleva largo tiempo existiendo en nuestra sociedad.
Así lo comprueba la historia de Josefina Borondón y José Leoncio González, quienes se comprometieron en 1912. De acuerdo con el testimonio que su bisnieto compartió en redes sociales*, el día que José Leoncio pidió la mano de Josefina le regaló una muñeca, pues ella era apenas una niña.
A Josefina la casaron a los 12 años, cuando ya era una “señorita” según su padre; Leoncio, por su parte, era un joven de 22 años de edad. Aunque en un inicio la familia de ella se resistió al matrimonio, su “prometido” no aceptó un no como respuesta y amenazó con quitarse la vida si no le permitían casarse con la adolescente.
Después de poco tiempo, a los 13 años de edad, Josefina Borondón tuvo sus embarazos que dieron como resultado el nacimiento de tres mujeres y ocho varones. “Según cuentan”, afirma su bisnieto, “durante sus primeros embarazos la encontraban debajo de la cama jugando con su muñeca”.
El bisnieto de Josefina asevera que la historia de sus antecesores no es más que un «crimen horrible» donde hubo pedofilia avalada por la propia familia, respaldada por las autoridades y cobijada por la Iglesia Católica.
“Un señor con serios problemas mentales al que se le permitió abusar a sus anchas de una menor, hace apenas cien años, totalmente normalizado”, aseveró, y agregó que parte de lo doloroso de esta historia es que Leoncio nunca fue juzgado en su familia por estas acciones, las cuales calificaban más como un “dato curioso”.
¿Qué hay detrás del matrimonio infantil?
En la publicación sobre la historia de Josefina y Leoncio hay varios comentarios donde se cuentan experiencias similares de abuelas o bisabuelas casadas con sus parejas cuando tenían 13 años de edad. En uno de estos comentarios, además, una joven cuenta que su abuela fue casada a los 12 años con un señor de 30 que fue por ella a un orfanato; el orfanato permitió que se llevaran a la niña a cambio de una donación para un convento de religiosas.
De acuerdo con la Universidad Intercontinental (UIC), precisamente, una de las raíces del matrimonio infantil se encuentra en el beneficio monetario. Esto quiere decir que hay niñas que son vendidas por sus familias para obtener ingresos, sin importar que esto constituya una grave violación a los derechos humanos de las niñas.
Por otro lado, en este delito también hay una marcada desigualdad de género. En este sentido, tal como afirma el Senado de la República, es mucho más frecuente que las niñas sean víctimas de matrimonio infantil. Estas niñas ven limitadas sus oportunidades educativas, sobre todo si presentan embarazos a muy temprana edad (lo cual, además, pone en riesgo su salud e incluso su vida).
En México, en 2019 se aprobaron reformas a los Códigos Civiles de 31 entidades de la República que prohíben el matrimonio de menores de 18 años de edad. Además, el país ha firmado diversos instrumentos internaciones con el mismo objetivo; entre ellos se encuentran la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
A pesar de ello, de acuerdo con datos de la organización Girls Not Brides, México es el octavo país en el mundo con más mujeres casadas antes de los 18 años, con cerca de 6 millones 800 mil mujeres en esta situación.
En abril de 2022, diputadas y diputados aprobaron un dictamen para prohibir el matrimonio con menores de edad a nivel federal. No obstante, hasta la fecha, este dictamen no ha sido ratificado por la Cámara de Senadores. Mientras la situación permanezca así, millones de niñas seguirán expuestas al crimen silencioso del matrimonio infantil.
*Esta historia fue publicada por un usuario en Twitter y retomada por Cimacnoticias con su autorización. El material fotográfico también fue utilizado con el permiso del familiar.