Leyes que hacen referencia al término “alienación parental” o conceptos similares, se traducen en una “doble victimización” hacia las mujeres atravesadas por la violencia doméstica y también se ignora el interés superior de la niñez al imponer el contacto con la persona agresora: señala el informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, sus causas y consecuencias, Reem Alsalem.
En el informe se destaca que, predominantemente como consecuencia del sesgo de género y de la falta de formación de la judicatura, “en ocasiones se otorga la custodia de los hijos a maltratadores a pesar de que existen pruebas de sus abusos físicos en el hogar o sexuales”.
En estos casos es común escuchar el concepto “síndrome de alienación parental”, el cual fue acuñado por el psicólogo Richard Gardner, que afirmó que lo padecen los niños que denuncian abusos sexuales durante los casos de “divorcio muy conflictivos”. Gardner añadió que este síndrome “es provocado por la madre que hace creer a sus hijos que su padre los ha maltratado y los lleva a denunciar esos presuntos hechos”.
“La teoría de Gardner ha sido criticada por falta de fundamento empírico, por sus afirmaciones problemáticas sobre los abusos sexuales y por convertir las denuncias de malos tratos en falsas herramientas de alienación, lo que, en algunos casos, ha disuadido a evaluadores y tribunales de examinar si se han cometido realmente los malos tratos”, señala el informe.
La acusación de alienación parental presenta un componente de género muy elevado y se utiliza con frecuencia contra la madre. “Uno de los patrones sexistas del recurso a la alienación parental es la caracterización de la madre como un ser vengativo y delirante por su pareja, los tribunales y los testigos periciales”.
En este sentido, son las mujeres de grupos vulnerables quienes corren un mayor riesgo de sufrir tales consecuencias, mismas que son motivadas por personal que no analiza los contextos concretos de cada caso, señala la Relatora Especial.
Las mujeres contra un sistema machista
A Mireya Agraz Cortés las autoridades de la Ciudad de México no la escucharon cuando en 2010 denunció que su pareja había agredido sexualmente a su hijo. Incluso personal del Tribunal Superior de Justicia señaló que el menor había sido víctima de alienación parental por parte de su madre, para de esta forma “afectar” la imagen de su padre y que ella lograra quedarse con su custodia.
Aunque se presentaron pruebas para acreditar el abuso sexual, el Tribunal hizo lo posible por desacreditar el testimonio de Mireya y de su hijo, asegurando que el niño padecía el “síndrome de alienación parental”.
Tras años de un proceso legal que poco benefició a las víctimas y al verse abandonada por las instituciones, Mireya firmó una custodia compartida con su exesposo. Sin embargo, no tardó en identificar que una de sus hijas también había sido abusada sexualmente por su padre.
En 2014 la madre presentó una nueva denuncia. El proceso inició nuevamente. En este camino su hijo e hijas fueron revictimizadas, obligados a convivir con su padre e incluso este se negó a pagar pensión alimenticia.
Mientras Mireya se enfrentaba a su expareja y a todo un sistema, otra de sus hijas refirió que su padre la había agredido sexualmente. Otra denuncia fue presentada ante las autoridades en 2016. Nuevamente se desestimó el testimonio de la niña y la custodia de ella y sus hermanos se encontraba cada vez más cerca de ser entregada a su padre. Amenazas, el abandono institucional y el temor provocaron que Mireya se suicidara junto a sus tres hijos en 2017.
Este caso ocurrido en México no es aislado, el informe destaca que, por ejemplo, en Brasil, la mujer es acusada de alienación parental en el 66 por ciento de los casos, frente al 17 por ciento cuando se trata de un hombre. O en Italia, donde esta acusación también se utilizaba de forma abrumadora contra la madre.
Estas interpretaciones, destaca la Relatora Especial, afectan también a las niñas y niños, “pues cuando se adopta una decisión sobre la custodia favorable al progenitor que alega alienación sin tener suficientemente en cuenta la opinión del niño, este ve mermada su resiliencia y sigue expuesto a sufrir daños duraderos”. Pese a ello, los tribunales invalidan las vivencias de las mujeres, niñas y niños, y no procuran su seguridad y bienestar.
Estados deben legislar para prohibir la invocación de la alienación parental
Pese a la falta de capacitación de personal y el nulo acceso a las mujeres víctimas de violencia a acceder a la justicia, estados como Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán, consideran en sus leyes el término “alienación parental”.
Ante ello, la Relatora Especial recomienda: legislar para prohibir la invocación de la alienación parental o pseudoconceptos parecidos en los litigios de derecho de familia. También destaca que los Estados deben garantizar la formación obligatoria de la judicatura y de otros profesionales del sistema judicial sobre el sesgo de género, la dinámica de la violencia doméstico y la relación entre las denuncias de maltrato en el hogar y la alienación parental.
Además de que preparen y mantengan una lista de personas peritas aprobadas para el sistema de derecho de familia e introduzcan un mecanismo formal de denuncia y un código aplicable que aborde los conflictos de intereses.
Indica además que los Estados deben velar para que se asigne a los hijos representantes legales por separado en todos los litigios de derecho de familia controvertidos. Además de que se introduzcan mecanismos de seguimiento para evaluar el impacto concreto de las políticas y procedimientos relativos a la justicia familiar en los grupos marginados de mujeres.
