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Por una sociedad democrática de cuidados

Por Edith González Cruz

Ciudad de México.- Para Joan Tronto, una de las pioneras en la construcción de las éticas del cuidado y profesora emérita de Ciencias Políticas de las universidades de la Ciudad de Nueva York y de Minnesota, como sociedad hemos perdido de vista cuáles son nuestras responsabilidades como ciudadanos y ciudadanas, eso conlleva a tener sociedades profundamente injustas e indiferentes, descuidadas o mal cuidadas, que son perjudiciales colectivamente, pero más para las mujeres, para los individuos con menores ingresos y los grupos vulnerables, los cuales tienen que ver con ‘cuidar’ la economía y la riqueza antes que a las personas, los ecosistemas o la salud mental.

“Lo que llamamos injusticia está en realidad relacionado con malos cuidados. No solemos pensarlo así, pero eso es realmente lo que está pasando: la injusticia es no cuidar bien. Por ejemplo, el Estado que no invierte en sistemas de salud, educación o fuentes de empleo, no está cuidando de cierto sector de la población, eso desencadena problemas, que impactan en la sociedad , a eso me refiero con que la injusticia se origina en los malos cuidados”, Joan Tronto.

Tronto estuvo de visita en nuestro país invitada para impartir la conferencia magistral “Escapar del mal cuidado, escapar de la injusticia”, en el marco de la conmemoración -por primera vez- del  «Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo» (29 de octubre), por el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) y el Seminario de Cuidados para la Vida y el Bien Común de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En esta ponencia la investigadora destacó las tres áreas del mal cuidado en las democracias que sustentan su tesis de la ética de los cuidado:

  1. La riqueza. Nos hemos convertido en trabajadores/consumidores, donde solo trabajamos para acumular, no para cuidar ni nuestra salud, ni nuestra mente, ni a nuestra familia, la riqueza es un sistema sin límites donde solo importa tener cada vez más.
  2. La familia heteropatriarcal. En este modelo familiar las injusticias se acumulan a lo largo de las generaciones
  3. La asistencia social. El ‘chantaje de ofrecer protección’, en el modelo de ‘protector y protegido’, el Estado degrada a los miembros de una democracia a seres dependientes, infantilizantes y a las instituciones a máquinas de irresponsabilidad, donde recortan presupuestos en nombre de la eficiencia.

Para la autora de Moral Boundaries: A Political Argument for an Ethics of Core y de Riesgo o cuidado, el cuidado es intrínseco en la vida humana, es una acción no un sentimiento ni una disposición. Lo que se modifica respecto del cuidado es el modo en el que está presente en la vida humana. En este sentido, los cuidado son y deben ser ejercidos por toda la sociedad, debemos dirigirnos a una “sociedad de cuidado”, basada en la ética.

“Una sociedad democrática de cuidados es aquella donde el cuidado es relacional, es decir, las responsabilidades de cuidados se reparten como colectivo, no deben ser impositivas ni abstractas; el cuidado es contextual, cada sociedad y cultura está conformada con constructos sociales variados, entonces el trabajo de cuidados será diferente, no puede pensarse en un cuidado absoluto para todas las sociedades; y por último, el cuidado democrático y no exclusivo, el cuidado debe ser ejercido en mayor o menor medida por todos los elementos de la sociedad (los civiles, el Estado, las instituciones, etc), no solo por un sector como normalmente se hace: se delega a las mujeres y niñas”. 

Una sociedad democrática basada en los cuidados, va directamente en contra del capitalismo, que promueve la individualidad y el ‘cuidarse solos’, en la democracia planteada por la autora, implica cuidar a los otros, incluso implica que las políticas públicas incorporen a las cuidadoras, a las personas que cuidan, como parte de la población objetivo en programas específicos de apoyo y valoración de su tiempo y trabajo. Los mecanismos de Estado para el avance de las mujeres deben ser parte de la institucionalidad de los sistemas de cuidado.

Además, para la investigadora involucrarse en los cuidados y valorarlos, dan sentido a la vida: los procesos del cuidado son complejos; requieren preocuparse, hacerse cargo , suministrar cuidados y recibir cuidados. Exigen también el refinamiento de varias cualidades morales, incluyendo la atención, una reflexión profunda sobre la responsabilidad, la competencia en el cuidado brindado y la respuesta indicada que ha de ofrecerse tanto a quienes reciben como al proceso efectivo del propio cuidado.»

Sistema Nacional de Cuidados en México

En México, desde 2020, el Senado tiene pendiente legislar sobre la creación del Sistema Nacional de Cuidados y una serie reformas constitucionales de los artículos 4 y 73 que buscan reconocer el trabajo de cuidados no remunerado a través de la creación del derecho humano al cuidado digno. Sin embargo, luego de tres años, la iniciativa seguirá muerta hasta la siguiente legislatura a finales del 2024.

“No hay voluntad política y financiera. Hace poco el secretario de Egresos de la Secretaria de Hacienda dijo que en la próxima administración va a tener que hacerse el Sistema Nacional de Cuidados”, comentó la senadora Patricia Mercado (Movimiento Ciudadano), en entrevista con Cimac Radio.

Para la legisladora,  el tema de los cuidados ya no es un tema familiar, es un tema de Estado, por ello es necesario transitar de lo privado a lo público.

“El cuidado no es un negocio, es para mejorar la calidad de vida de la población, que es responsabilidad del Estado. Empezamos el proceso electoral con la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC), empezamos con el pie derecho, entonces hay que ponerlo en la agenda y planteárselo a todas las candidaturas en todos los niveles”, concluyó.

El tema de cuidados en las candidatas

En el marco de las próximas elecciones 2024, varias candidatas mujeres, empezando por las aspirantes a la presidencia del país, Claudia Sheinbaum Pardo (Morena, PVEM y PT) y Xóchitl Gálvez Ruiz (PRI,PAN,PRD), además de Clara Brugada Molina, por la Ciudad de México (Morena, PVEM y PT), entre otras, han mencionado como una de sus políticas públicas el tema de cuidados, y han manifestado su interés por mejorar las condiciones de millones de mujeres, niñas y adolescentes, a quienes históricamente les han sido asignados estos deberes, pero que no dejan de profundizar las desigualdades en sociedades patriarcales.

Apoyada por el grupo “Por Ellas Por Todas”, conformado por mujeres políticas, académicas, empresarias y activistas, Claudia Sheinbaum ha señalado como una de sus propuestas fundamentales toda una agenda enfocada en derechos de las mujeres que incluye la creación de un Sistema Nacional de Cuidados (SNC) que garantice servicios como las guarderías infantiles y las escuelas de tiempo completo, estancias para adultos mayores y escuelas para niños con discapacidad.

Xóchitl Gálvez, también ha mencionado la creación de un SNC que permita que las mujeres no tengan toda la carga de trabajo en la casa con la apertura de estancias infantiles, escuelas de tiempo completo, apoyo a las madres que tienen hijos con discapacidad, así como cuidado de adultos mayores. La candidata presidencial de la oposición, estando en precampaña, visitó Tijuana y ahí señaló: “vine a Ciudad Juárez para hacer un compromiso con las mujeres: el de “poner fin a la violencia hacia ellas”.

Mientras que, Clara Brugada postuló que la Ciudad de México será “vanguardia del sistema de cuidados que libere tiempo a favor de las mujeres. Vamos a construir una ciudad feminista, vamos a hacer de esta ciudad la mejor ciudad del bienestar con un sistema público de cuidados”, expuso en un encuentro con colectivas feministas.

La atención a este tema es fundamental, ya que a la fecha, en México 19.5 millones de mujeres, entre madres, hijas y abuelas, son quienes realizan las tareas de cuidados de la familia, labores no remuneradas a las cuales invierten casi lo que una jornada laboral de 40 horas semanales. De acuerdo con datos de la primer Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), a la semana las mujeres invierten 38.9 horas a tareas de cuidado, contra las 30.6 horas que invierten los hombres.

Esta situación se agrava al analizar que la mayoría de las mujeres que actualmente son cuidadoras, están en edades altamente productivas y reproductivas, el grueso de las cuidadoras está entre 20 y 39 años, seguidas de adolescentes de entre 13 y 15 años. Lo anterior provoca que las mujeres se vean limitadas en el pleno ejercicio de sus derechos, como a la educación, al trabajo remunerado, a la independencia económica, entre otros. Romper con estas estructuras patriarcales y machistas que tienden a feminizar y naturalizar el trabajo de cuidados a mujeres y niñas, es complejo, pero no imposible.

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