Inicio Serendipia Juana Barraza revira sentencia. Afirma: fue torturada sexualmente para inculparse

Juana Barraza revira sentencia. Afirma: fue torturada sexualmente para inculparse

Por Rita Magaña Torres

Ciudad de México.- La investigación de uno de los casos más mediáticos que dio el salto a las páginas policiales en la prensa mexicana hoy le da al país la oportunidad de analizar los fallos del sistema judicial al no respetar el debido proceso en las investigaciones, como el caso de Juana Barraza sentenciada a prisión por 759 años, tras ser acusada de matar a 16 mujeres de la tercera edad y tras este tiempo de vivir en condiciones de reclusión ha salido públicamente a informar que fue torturada sexualmente para inculparse de los hechos.

Esta declaración de Juana Barraza condenada a 759 años de prisión el 31 de marzo de 2008 quien desde entonces está en cárcel de Santa Martha Acatitla apunta los señalamientos hacia las autoridades capitalinas.

Sin conceder fe de los hechos de Barraza es importante entender el contexto que viven las mujeres en condiciones de reclusión, en el primer Diagnóstico Nacional sobre Tortura Sexual Cometido contra Mujeres Privadas de Libertad en México, a través de mil 280 entrevistas a mujeres privadas de libertad en 66 penales distribuidos en las 32 entidades de la república; se da cuenta de la compleja condición que las mujeres enfrentan cuando están involucradas en hechos delictivos.

Se describe con detalle, que 7 de cada 10 mujeres sufrieron algún tipo de violencia, incluyendo la tortura sexual, en las diferentes etapas del proceso, como el arresto y traslado, puesta a disposición ante el ministerio público, arraigo, traslado y estancia en centro de reclusión y la etapa de juicio, se identifica la ocurrencia del fenómeno, los momentos y formas de mayor comisión, las autoridades que participan, adicionalmente se evidencia la capacidad institucional para perseguir, investigar y sancionar esta cruel práctica.

Esto se suma a la impunidad imperante en el sistema judicial mexicano, de acuerdo con datos de la organización Impunidad Cero, de cada 100 delitos cometidos, 14 se resuelven y solo se denuncian 6, es decir, que de un delito que pudiera darse, la probabilidad de que se resuelva es de un 0.9 por ciento, una probabilidad nula, casi inexistente, de que se resuelva.

Actualmente tras años en la cárcel Juana Barraza salió a dar una entrevista al canal 14 en el serial Cartas para la Libertad, donde declara que todo el proceso acusatorio fue con base en tortura sexual y busca revertir la sentencia, ante las mismas falencias del debido proceso en su detención, falta de perspectiva de género, detenciones arbitrarias y chivos expiatorios en el caso, con estos elementos resulta complejo llegar a la verdad histórica del caso.

No obstante, estas declaraciones resultan necesarias para considerar la forma en que se desarrollan las investigaciones y averiguaciones por parte de los ministerios públicos en el país.

Caso Juana Barraza

Desde 1990 a 2055, el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, fue escenario de una serie de asesinatos, cuyas víctimas fueron mujeres adultas mayores, que eran encontradas en sus hogares, con signos de estrangulamiento, también eran robadas sus pertenencias. Entonces, las autoridades se enfrentaron a la posibilidad de un asesino en serie. En el documental de La dama del silencio se tiene un respeto con las víctimas y sus allegados, dirigida por Maria José Cuevas, documenta los testimonios de familiares de las víctimas, así como de funcionarios en ese entonces, como el procurador Bernardo Bátiz, el subprocurador Renato Sales.

En el documental se elabora el modus operandi que coincidía en cada caso. En ese entonces, por primera vez se implementaba un programa para las personas de la tercera edad bajo el nombre de “Apoyo para los Adultos Mayores de 70 años”, creado por el entonces jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador. Bajo la promesa del beneficio de este programa y vestida de enfermera, una mujer quien era la agresora lograba generar confianza en sus víctimas quienes le permitían la entrada a su hogar. Una vez dentro, las asfixiaba para robarles.

La serie de asesinatos ponen en jaque a la policía, se decía: «alguien está asesinando a las adultas mayores en sus casas». El perfil de las víctimas provocó una indignación social y una atención mediática. La entonces Procuraduría General de la República dedicó todo su esfuerzo en capturar al asesino en serie de la historia de México. Los testigos lo describieron como alguien alto, robusto y fuerte.

En enero de 2006, después de varios homicidios, detenciones fallidas y numerosas contradicciones, se arresta a una mujer a plena luz del día. Se llama Juana Barraza y se supo que era conocida en el mundo de la lucha libre, supuestamente luchaba como la identidad de: la dama del silencio. Los medios sin perspectiva de género la nombraron como la mataviejitas, apodo que ya forma parte de la crónica policiaca de México y de su incomparable cultura popular.

Los funcionarios aceptaron haber estado desconcertados ante la singularidad del caso, incluso se invitó la participación de expertos extranjeros. Después siguieron las inevitables pifias y arbitrariedades de la justicia. Según afirma Sales, en México se detiene primero y se investiga luego.

Entre las víctimas de la injusticia sobresale Araceli Vázquez, a quien se le acusó de ser la asesina serial cuando en realidad ella debió ser juzgada por robo, sin embargo la usaron como chivo expiatorio. Hasta la fecha, Vázquez ha purgado una condena de 20 años, a pesar de la detención y encarcelamiento de la responsable.

Debilidad de impartición de justicia

Con testimonios de familiares de las mujeres asesinadas, se muestra un suceso hasta entonces inédito en México. El relato adquiere matices psicológicos sobre Juana Barraza. Muestra una personalidad reservada, experta en enfermería y devota de un culto conocido como La Santa Muerte. Esto se logra a través de entrevistas a colegas cercanas a la mujer.

Los acercamientos de cámara a sus pertenencias, así como planos completos de ella vestida como luchadora, adoptando la identidad de La dama del silencio, ahonda en detalles de su vida. Además de mostrar las debilidades de la impartición de justicia en México. Cuevas presenta las contradicciones del sistema judicial mexicano, como la inicial incapacidad de las autoridades por construir una investigación sólida y su actuar propulsado por presión política.

El relato resalta también en la corrupción y en la contradicción de las evidencias, desde fallas iniciales para atrapar a la mataviejitas hasta las confusiones por supuestas fabricaciones de delitos a otras personas, se refleja en la reconstrucción de hechos, guiando hacia coyunturas de impacto social de la violencia de género.

La dama del silencio: el caso Mataviejitas no solo rescata la perspectiva de los familiares de las víctimas, también brinda un fondo emocional a los recuerdos, incluso caen en el olvido a causa de la cobertura a los homicidas. Muestra la debilidad del sistema de justicia en México, sin abandonar el impacto emocional en las familias de las víctimas de Juana Barraza.

En el documental se presenta la reconstrucción del último delito de la asesina y la captura con un sentido de suspenso cuando un hombre, que era amigo de la víctima, entra a su casa para descubrir a la asesina infraganti. Ella huye y es perseguida por el hombre, quien llama a una patrulla. Los policías evitan que la mujer entre al Metro y la arrestan quien resulta ser Juana Barraza Samperio.

La dama del silencio fue un nombre que no ha trascendido, pues lo que ha quedado para la historia es su apodo: la Mataviejitas. Cuevas recurre a material de los noticieros mexicanos para ofrecer testimonios del furor mediático que causó el ansiado arresto a la asesina serial de mujeres de la tercera edad, pero no intenta entrevistar a Juana Barraza para no contribuir a la glorificación de los asesinos y otros productos referidos a la mataviejitas. 

Juana Barraza Samperio ingresó al mundo de la lucha libre femenina. El deporte fue su escape, tras una infancia difícil; sin embargo, una lesión la alejó del ring. Los registros periodísticos de la época relatan el modus operandi. Ella seleccionaba como víctimas a mujeres mayores en situación de vulnerabilidad. Se ganaba su confianza haciéndose pasar por enfermera o trabajadora social, de esa manera tenía acceso a sus viviendas, para luego quitarle la vida a las ancianas, Barraza empleaba técnicas de asfixia que aprendió cuando era luchadora amateur.Es una reflexión sobre el papel de los medios de comunicación y sobre muchas otras cuestiones peor de delicadas que padecemos en México, una situación que afectó la vida de muchas personas y de muchas familias.

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