Ciudad de México.- Edith González, presidenta de la colectiva Amor por los Desaparecidos, denunció el hallazgo de un campo de exterminio encontrado en Río Bravo, Tamaulipas. El espacio es amplio y se han encontrado distintos indicios que apuntalan a la incineración de cuerpos y a múltiples hallazgos de restos óseos humanos sobre la superficie, revirando la conversación sobre la crisis de desapariciones y la falta de información sobre cuántas cocinas y fosas clandestinas se han encontrado en el país.
Cimacnoticias conversó con Edith González sobre cómo se gestó el encuentro de este espacio y cuáles son las respuestas de las autoridades a la publicación de este artículo. De acuerdo con la buscadora, el pasado 19 de mayo, en punto de las 9:00 de la mañana su colectivo, conformado principalmente por mujeres, emprendió sus búsquedas del día en compañía de la Comisión Estatal de Búsqueda, Comisión Nacional de Búsqueda, Guardia Estatal y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Amor por los Desaparecidos constituye una de las colectivas más importantes de la entidad norteña en cuanto a búsqueda y localización de fosas clandestinas. Para Edith González y las mujeres que la acompañan, rastrear y encontrar espacios que apuntalan a «un positivo» se ha convertido en todo un ritual, donde a través de la experiencia, han desarrollado la habilidad de localizar terrenos con fosas clandestinas, cocinas y tambos de incineración clandestina.
Haciendo uso de Google Maps, las buscadoras mapean de forma cuidadosa la entidad de Tamaulipas, particularmente, Reynosa y sus alrededores. El indicio que las hace levantar sus alertas son las construcciones de casas / bodegas en terrenos aislados, las marcas de las llantas, senderos donde parece sólo pasan camionetas y caminos irregulares que no existían antes. Reconocen bien el territorio y saben reconocer actividad ilícita que podría darles pistas de fosas clandestinas.

En el caso particular de este hallazgo, Edith refiere que la colectiva Amor por los Desaparecidos ya contaba con un mapeo específico de todos los lugares a los que las buscadoras acudirían; lugares que, desde la experiencia, tenían todas las características de dar un positivo. La mira estaba puesta en un terreno localizado en Río Bravo.
Este espacio de aproximadamente 500 metros cuadrados captó la atención inmediata de las buscadoras, pues además de encontrarse en un espacio recóndito, contaba con una serie de construcciones diversas como bodegas y casas.
¿Qué se encontró ahí?: Hay una cocina clandestina con restos óseos con exposición térmica, se localizan prendas, una identificación y tambos de metal donde cometen el hecho delictivo (…) Habían muchos restos por toda el área, es muy extenso, dice Edith.
En el lugar, la colectiva denuncia el hallazgo de múltiples hundimientos por todo el predio, lo que podría ser una señal clara de fosas clandestinas, sin embargo, las autoridades no les han permitido realizar las excavaciones correspondientes, pues es una obligación de la entidad investigar y realizar los levantamientos correspondientes. De forma concreta, no hay más que las buscadoras puedan hacer, sólo mantenerse a la expectativa de que las autoridades aceleren los procedimientos, sin embargo, no hay fecha exacta de cuándo estos trabajos empiecen a desplegarse.
«Eso es lo más preocupante», dice Edith. Y es que, el hallazgo de este predio donde, se han encontrado docenas de restos óseos en la superficie y la obviedad de crematorios, se suma a una lista larga que Amor por Los Desaparecidos ha localizado y que han quedado congelados; sin desmantelar, ni mapeo de identificación de las osamentas, se esboza un panorama donde las buscadoras han superado con creces las capacidades de las autoridades quienes ya cuentan con una lista extensa de campos y fosas por desmantelar.
«Este es un punto más, un hallazgo más que se va a la larga lista de espera de otros puntos que tenemos pendientes por levantar [por las autoridades], con este, vendría siendo el número 21»
¿Quién lleva la cuenta de la cantidad de fosas clandestinas en México?
En México la Comisión Nacional de Búsqueda dio a conocer en su sitio un mapeo de las fosas clandestinas localizadas con información del 2006 al 2023, donde se esbozó el hallazgo de 5 mil 698 fosas a nivel federal. Sin embargo, ha quedado un vacío informativo para segregar este número y mantener activa la consulta a nuestros días, pues el sitio la CNB se encuentra desactivado desde tiempo atrás y refiere «no estar disponible por el momento».
En añadidura, esta herramienta -aunque valiosa- posee deficiencias que son importantes para las familias y madres buscadoras, como por ejemplo, no se puede consultar el número de restos óseos encontrados en las entidades y sus poblados, asimismo, sólo se podía consultar en 15 de los 32 estados del país, según denunció la Plataforma Ciudadana de Fosas.
Entonces, el panorama para ponderar que ha sucedido en los últimos 3 años con la crisis de desaparición y la localización de fosas clandestinas queda en incognita. Y es aquí, donde las organizaciones civiles han puesto las herramientas para exigir información.
Un primer acercamiento lo ofrece Data Cívica, Artículo 19 y otras instituciones, que esbozan una posible cifra: un aproximado de 2 mil 155 cuerpos han sido encontrados en fosas comunes alrededor del país, de los cuales, solo el 6% ha sido identificado, además, se tiene registro de 81 investigaciones, es decir, que existen 2 mil 74 restos óseos sin reconocer y sin procesos legales.
Artículo 19 exigió a la Fiscalía General de la República información sobre la cantidad de fosas clandestinas y restos óseos encontrados desde 1960 hasta la actualidad y cuántas investigaciones habrían resultado de dichos hallazgos. Como resultado, se desencadenó una lucha por la verdad que llevó a la institución a impugnar y exigir transparencia hasta en 3 ocasiones.
La primera respuesta que recibió la organización fue que, desde 2011 la entonces PGR había encontrado 119 fosas clandestinas y 387 cuerpos, realizando solo 15 investigaciones; sin mayor información sobre la identificación de estas personas y los procesos penales, Artículo 19 impugnó ante el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
Cuatro años después de este suceso, en 2015 Artículo 19 recibió una actualización informativa, donde la PGR rectificaba que, de hecho, no eran 119 fosas clandestinas, sino 141 y tampoco, eran 387 cuerpos, sino 560.
Vislumbrando el final de este ejercicio periodístico de años de lucha y esfuerzo, la PGR finalmente otorgó en 2016 la tercera y última tanda informativa con datos alarmantes.
Ya no eran 119, ni 141, sino 505 fosas clandestinas. Asimismo, los presuntos 387 cuerpos y restos óseos, se convirtieron en 2 mil 55, una cifra que se disparó hasta 5 veces más, exponiendo así, las contradicciones y encubrimientos informativos de la PGR. Con esto, se esboza una serie de inconsistencias sobre qué tantos datos se mantienen bajo candado con el arma de «confidencialidad informativa»; qué tanta información se armoniza con el registro de la Comisión Nacional de Búsqueda y coloca sobre la mesa la urgente necesidad de homogeneizar la información.

Acceder a información necesaria como la cantidad de fosas clandestinas, crematorios clandestinas y campos de exterminio implica reconocer e identificar la realidad de un país, con ello, se infiere que no debe representar un calvario de transparencia e impugnaciones de años para acceder, apenas, a algunas cifras.
Si bien el hallazgo del Rancho Izaguirre en Jalisco colocó en el visor la urgencia de llevar esta conversación de fosas, campos de exterminio y crematorios al ojo público, la realidad es que, este fenómeno, más bien, reventó una burbuja, pues desde hace al menos una década, son las buscadoras quienes han evidenciado la grave crisis de fosas clandestinas. No implicó una novedad, sino más bien, el nombramiento de una pesadilla cotidiana para las miles de familias que buscan de forma incansable.
Sólo Edith González, en compañía de sus pares de Amor por los Desaparecidos, han localizado en una colonia céntrica de Reynosa 16 fosas clandestinas con 29 cuerpos y también, 3 campos de exterminio que les ha tomado, en conjunto con las autoridades, hasta un año desmantelar.
Asimismo, a ellas se les atribuye la Brecha del Murillo que se encuentra a la salida de Reynosa, rumbo al municipio de Camargo (también conocido como Díaz Ordaz), el campo de exterminio extensivo más grande hallado por la colectiva, había una altísima cantidad de restos óseos y un total de 5 concentraciones; cocinas clandestinas donde quemaban los cuerpos. Tardaron un año en levantar cada uno de los restos.
Posteriormente, localizaron en la Brecha del Becerro una pileta marcada con el número 666 (un número que usa esa gente, dice Edith), en su interior, había una cocina clandestina con múltiples restos humanos; tardaron 6 meses en recuperarlos todos.
El último de sus hallazgos, lo nombran «La casa del terror» que han terminado, recientemente, de levantarla en diciembre del 2024 luego de un trabajo exhaustivo de 8 meses. Era un vasto campo de exterminio que fue sumamente doloroso hallar, pues se encontraron «muchísimos, pero muchísimos cuerpos totalmente calcinados, otros semi calcinados y otros que no terminaron de ser calcinados, fue sanguinario y muy tremendo de ver», narra Edith.
Como se apuntaba en un principio, únicamente Amor por los Desaparecidos, suma un total de 21 terrenos «positivos» -a fosas, crematorios y cocinas clandestinas- que tienen pendiente la intervención de las autoridades. Reconociendo así, que las labores de búsqueda no sólo se han vuelto indispensables para el restreo de información, sino además, constituyen una evidencia de la incapacidad de las autoridades de atender, resolver y registrar la cifra negra de fosas en todo el país.