Ciudad de México. El caso de Sasha Sokol ha dado varias lecciones a la sociedad, entre ellas está el abuso sexual contra las niñas y la asimetría de poder de los agresores que se ocultan en una supuesta relación amorosa (determinado así por la Suprema Corte de Justicia de la Nación) pero hay otras aristas para analizar y una está en los medios de comunicación porque el hoy agresor, confesó en un programa de youtube abiertamente el delito, durante ese programa se dieron detalles de su relación y se mantuvo público a lo largo de años, hasta que autoridades determinaron el delito, es decir, esta situación mostró la falta de perspectiva de los derechos humanos entre comunicadores o entrevistadores.
Estos hechos no son excepcionales. Según ONU Mujeres, los medios de comunicación han sido espacios que reproducen y legitiman la violencia hacia mujeres y niñas, desde la hipersexualización cotidiana hasta la violencia explícita. Asimismo los espacios virtuales a veces se utilizan para dar continuidad a ataques directos contra mujeres y niñas, desde el acoso cibernético
Paulina Elsa Zepeda García, directora ejecutiva de Estudios del Trabajo de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo de la Ciudad de México, señala que los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en la revictimización de las mujeres, pues moldean la opinión pública, cuando el primer acto de justicia debería ser el acompañamiento a las víctimas.
Actualmente, en México no existen leyes específicas que regulen la revictimización mediática, es decir, la difusión de información que agrava el sufrimiento de las víctimas a través de los medios. Ante esta ausencia legal, periodistas y comunicadores continúan reproduciendo un pacto patriarcal que atenta contra la dignidad e integridad de las mujeres.
Ahora hay sanción contra el agresor emisor de la información pero no hay nada sobre el entrevistador quien de acuerdo con el Artículo 20 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida de Violencias (LGAMVLV), ejercería violencia mediática, durante esa entrevista. La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia explica que la violencia mediática es:
«Todo acto a través de cualquier medio de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva estereotipos sexistas, haga apología de la violencia contra las mujeres y las niñas, produzca o permita la producción y difusión de discurso de odio
sexista, discriminación de género o desigualdad entre mujeres y hombres, que cause daño a las mujeres
y niñas de tipo psicológico, sexual, físico, económico, patrimonial o feminicida. La violencia mediática se ejerce por cualquier persona física o moral que utilice un medio de comunicación para producir y difundir contenidos que atentan contra la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de las mujeres y niñas, que impide su desarrollo y que atenta contra la igualdad.LGAMVLV
“La repetición de la violencia produce un efecto de normalización de un paisaje de la crueldad y, con esto, promueve en la gente los bajos umbrales de empatía indispensables para la empresa predadora. La crueldad habitual es directamente proporcional a formas de gozo narcisista y consumista, y al aislamiento de los ciudadanos mediante su desensibilización al sufrimiento de los otros”, expresa la teórica feminista Rita Segato en su texto Pedagogías de la crueldad.
No olvidemos que hace unos días, indignó una lista con registros de la Secretaría de la Salud de 30 nacimientos en donde las edades entre las madres y los padres es abismal. La lista se viralizó en redes sociales y medios de comunicación desde la perspectiva de «las madres más jóvenes del 2024», invisibilizaron que se tratan de niñas que sufrieron violencia sexual y quienes probablemente están en un matrimonio forzado
México tiene una deuda pendiente con las niñas y adolescentes, en especial con las de zonas más empobrecidas, pues continúan habiendo niñas y adolescentes que son obligadas a contraer matrimonio con hombres mayores. Como resultado son víctimas de violencia sexual y de embarazos a temprana edad que ponen en riesgo su vida, como se evidencia en las listas de la Secretaría de la Salud.
Entre las edades de las mujeres que rondan en la lista se encuentran de 10 años hasta los 12 años; mientras que las edades de los padres rondan entre los 13 hasta los 65 años. De estos solo 7 hombres son menores de edad y 23 son jóvenes, adultos y personas mayores. Asimismo, la mayor diferencia de edad es de 53 años en el caso de una niña de 12 y un adulto mayor de 65 años en el municipio El Oro, ubicado en el Estado de México.

Han pasado tres años desde que la cantante Sasha Sokol denunció a su agresor, Luis de Llano, luego de que este confesara en una entrevista con Yordi Rosado en su canal de YouTube, haber mantenido una relación con ella cuando apenas tenía 14 años y el 40. Aunque la entrevista fue eliminada por orden judicial, resulta urgente reflexionar sobre la responsabilidad de los espacios mediáticos que brindan micrófono y legitimidad a agresores sexuales.
Este emblemático caso volvió a estar en el centro de la conversación pública luego de que, el pasado 25 de junio, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) negara el amparo solicitado por el productor de Televisa, Luis de Llano, quien ya había sido condenado en mayo de 2023 por daño moral en perjuicio de Sokol.
Como parte de esta resolución, De Llano deberá cumplir con diversas medidas de justicia restaurativa en favor de la víctima. Entre ellas, destaca la eliminación definitiva de la entrevista publicada en marzo de 2022 en el canal de Rosado, que cuenta con más de 4 millones de suscriptores.
En dicha emisión, el productor admitió haber sostenido una relación abusiva con la entonces menor de edad, revictimizándola además al afirmar que muchas jóvenes “buscaban una figura paterna” y minimizando la violencia ejercida al insinuar que ella no actuó como víctima, pese a la evidente diferencia de 25 años entre ambos.
Uno de los aspectos más alarmantes del caso es que, a pesar de la gravedad de las declaraciones, el entrevistador Yordi Rosado no cuestionó la conducta de su invitado ni denunció el delito. Por el contrario, contribuyó a normalizarlo al plantear preguntas que enmarcaban los hechos como una historia de amor, omitiendo que lo relatado constituía una violación a los derechos de una adolescente.
Si bien De Llano ha sido el principal implicado, el medio de comunicación que emitió la entrevista también tenía la responsabilidad de frenar y denunciar las declaraciones, contribuyendo a detener la violencia y protegiendo a la víctima.
Al ser cuestionado por diversos medios sobre por qué ignoró lo que claramente constituía una confesión de abuso, Rosado argumentó que previamente había revisado otras entrevistas en las que tanto Sokol como De Llano ya habían hablado públicamente del tema, presentándolo como un supuesto “romance”. Bajo ese pretexto, aseguró no haber considerado la gravedad del delito. Sin embargo, y a pesar de tener conocimiento de ello, optó por ofrecer su plataforma a un agresor sexual infantil.
Este no es un caso aislado. En 2021, Rosado también entrevistó en su programa de Unicable a Alex Marín, quien actualmente enfrenta un proceso legal por su presunta participación en delitos de trata de personas y explotación sexual que involucran a una menor de edad. Durante la entrevista, Rosado celebró con asombro varias conductas machistas y violentas ejercidas por Marín hacia sus parejas. A pesar de las críticas que recibió en ese momento por normalizar la explotación sexual, el conductor no enfrentó consecuencia alguna.
La responsabilidad de los medios de comunicación es mayúscula y sus contenidos deben dejar de reproducir estereotipos y dejar de normalizar prácticas o costumbres violentas contras mujeres.
Recomendaciones para frenar los discursos misóginos en medios de comunicación
Ante el entorno de violencia sistemática que por décadas ha predominado en los medios, el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios ofrece una serie de recomendaciones para modificar la forma en que se cubren estos temas:
1. Sensibilidad y empatía:
Evitar el sensacionalismo. Tratar los casos con respeto hacia las víctimas y sus familias, absteniéndose de usar lenguaje morboso o despectivo que profundice su dolor.
2. Protección de la identidad:
No divulgar información innecesaria como nombres, imágenes o datos personales que no aporten al interés periodístico, especialmente cuando involucra a menores de edad.
3. Contextualización del problema:
Enmarcar los casos de feminicidio y otras formas de violencia dentro del contexto más amplio de la violencia de género estructural que existe en México.
4. Asesoramiento con expertos:
Consultar a especialistas en violencia de género para lograr una cobertura informada y responsable, y evitar caer en estereotipos o prejuicios.
5. Enfoque en la prevención y justicia:
Visibilizar las acciones de prevención y las respuestas de las autoridades, subrayando siempre la importancia de la justicia, la rendición de cuentas y el acompañamiento digno a las víctimas.