Querétaro, Qro.- Mujeres jóvenes estudiantes están proponiendo avances significativos para las niñas, adolescentes y mujeres queretanas a quienes han dirigido su proyecto MenstruAcción, a través del cual proponen un diálogo abierto y libre de estigmas para romper con tabúes y han logrado involucrar al Instituto Queretano de las Mujeres, en favor de la salud menstrual digna, un logro al considerar que este organismo ni siquiera reconocía la palabra «menstruación» en su legislación.
Tras un largo camino recorrido, MenstruAcción logaron que el pasado 19 de mayo de 2022 se aprobara la reforma a la Ley 7, fracción 30, del Instituto Queretano de las Mujeres. Este logro no ha sido el único de las integrantes de MenstruAcción, quienes pueden ver los principales resultados de sus esfuerzos en los rostros y vidas de las mujeres, quienes cada vez más reconocen y abrazan sus procesos.
Con la finalidad de reparar el daño social que ha provocado que niñas y adolescentes crezcan con estigmas en torno al periodo menstrual y sigan viendo este proceso biológico como algo «sucio», en las comunidades indígenas donde además se enfrentan a la escasez de recursos para la gestión menstrual, un grupo de mujeres conformaron la colectiva MenstruAcción, para transformar realidades de las nuevas generaciones y romper con la desinformación, así como con los tabús.
MenstruAcción está conformada por las jóvenes estudiantes: Adriana González, Paulina González, Fernanda Arvizo, Isabel Pérez y Carol Estefanía Salas Castillo, quienes el pasado 5 de septiembre recibieron el Premio Eugenio Garza Sada 2023, de FEMSA y el Tec de Monterrey.
Cimacnoticias platicó con ellas, quienes coincidieron en que no ha dejado de ser necesario hablar sobre la sangre menstrual para normalizarla, informar sobre el abanico de productos que pueden ser utilizados durante este proceso y sobre todo, recordar a las mujeres que se trata de un momento natural y sano en su vida.
Contra la pobreza menstrual
En 2021 las estudiantes participaron en un voluntariado que implicaba reunir donaciones de productos de gestión menstrual, principalmente toallas sanitarias, para mujeres en comunidades en la sierra de Querétaro.
“La mayoría de ellas nos comentaban que por la lejanía en la que viven no tienen acceso a estos productos a menos que caminen una o dos horas a la cabecera municipal donde sí hay tiendas donde venden estos productos”, explicó Fernanda Arvizo.
Incluso en aquellas comunidades donde sí es posible encontrar toallas sanitarias en tiendas, estas se encuentran a costos muy elevados, casi el triple de lo que se ofertan en otros lugares; o al ser tiendas manejadas por hombres, ni siquiera contemplan este producto como de primera necesidad.
Debido a esta problemática las mujeres deben usar papel de baño, tela de algodón o esponjas para gestionar su menstruación.
El panorama anterior impulsó a las estudiantes a buscar soluciones. Comenzaron a llevar más donativos e información a las niñas, adolescentes y mujeres de las comunidades.
Y es que la pobreza menstrual no solo implica la falta de productos de gestión, también tiene que ver con educación, la necesidad de que haya baños, instalaciones de lavado de manos y/o gestión de los desechos.
Las integrantes de MenstruAcción buscan ir más allá. Por eso, entre sus planes se encuentran la implementación de talleres para que las mujeres en las comunidades puedan elaborar sus propias toallas sanitarias ecológicas, aseguró Adriana González. Además, no dejarán de impulsar acciones que contemplen cada vez más a las niñas y mujeres que viven relegadas de sus derechos.
Educación menstrual
La visita en las comunidades abrió un abanico de posibilidades para acompañar a otras mujeres. Y es que, desde su visión, buscan “ser un lugar seguro para otras mujeres”, afirmó Isabel Pérez.
A las integrantes de la colectiva también las atravesaron los estigmas y tabúes que una sociedad patriarcal ha construido en torno a la menstruación. Incluso una de ellas aseguró que cuando era niña tenía una percepción negativa de la menstruación y deseaba no tenerla, lo anterior debido a que se sentía en un mundo sin las condiciones para que las niñas abracen sus procesos.
Con el paso de los años y acercándose a las experiencias de otras mujeres pudo entender que lo que vivía era un proceso sano y natural.
Sus experiencias las motivaron para no solo trabajar en las comunidades, sino acudir a escuelas o a organizar talleres junto a niñas o sus madres. Así han logrado dar más de 60 pláticas relacionadas a una menstruación digna.
Adriana recuerda que durante uno de sus talleres preguntaron a las mujeres que acudieron sobre cómo nombraban ellas a la menstruación. “Andrés, el que viene cada mes” fue una de las más comunes. Sin embargo, una mujer refirió que en su casa le decían “la cochinada” a este proceso.
Notaron que las connotaciones de suciedad permanecen en el imaginario de las personas. A partir de ahí buscan incidir para evitar que se continúen fomentando estigmas y tabúes sobre la menstruación.
Otro aspecto que pudieron observar es que hay desconocimiento de las mujeres sobre sus cuerpos, como entender sobre genitales y desde dónde proviene la menstruación y de dónde la orina.
“En todos los niveles educativos y en todos los contextos sociales y económicos hay un gran desconocimiento porque se tocó el tema en muchas etapas educativas para las niñas”, aseguró Carol.
Este mismo desconocimiento al cuerpo, asegura Adriana, provoca rechazo a veces a otros tipos de productos de gestión menstrual que no sean la toalla sanitaria, por ejemplo a la copa o al tampón.
“Esto lo podemos ver en donde sea, tanto en los talleres que se dan fuera del municipio de Querétaro tanto como en el resto. Hay personas que llegan a tener incluso miedo en conocer y tocar su cuerpo”, puntualizó Adriana.
Por ello, a través de sus talleres abarcan conceptos básicos, productos de gestión menstrual, las políticas públicas necesarias para erradicar la pobreza menstrual y la autonomía corporal.
“Hemos notado que al principio de las pláticas, cuando decimos la palabra menstruación, hay cierto grado de rechazo, se puede ver en sus expresiones, se puede ver en su en su lenguaje corporal. A lo largo de la plática, al estar compartiendo sus experiencias personales y al estar escuchando también a otras mujeres compartir sus experiencias, ellas se empiezan a sentir en un espacio mucho más seguro mucho de escucha en donde pueden reflexionar mucho sobre cómo vemos a nuestro cuerpo. Nos damos cuenta de que no somos las únicas que hemos tenido dudas a lo largo de nuestra vida o que hemos sufrido algún tipo de desigualdad o discriminación. Al final salen muy contentas y es una semillita que les queda para escuchar más a su cuerpo, investigar más sobre el tema y poder llegar a sus casas y compartir esta información con sus hijos, hijas, con sus sobrinas, sus primas o alguna otra mujer”.
¿Qué hace falta para alcanzar una menstruación digna para todas?
Las integrantes de MenstruAcción coinciden en que se requieren varios puntos para que las mujeres puedan vivir una menstruación digna. Primero es el acceso a los productos de gestión menstrual, la segunda es la infraestructura digna es decir, contar con baños cómodos, seguros y privados.
Y es que es importante recordar que la Primera Encuesta Nacional Sobre Gestión Menstrual (ENGME) reveló que 15 por ciento de las mujeres que participaron en este ejercicio estadístico no cuentan con la infraestructura necesaria para la gestión menstrual, en su trabajo o escuela.
Cabe destacar que en la encuesta participaron mujeres en un rango de 12 a 70 años de edad, quienes en un 56 por ciento acusaron que sus escuelas o centros de trabajo no las proveen de productos de gestión menstrual.
En ese sentido, la mitad de las encuestadas afirmaron que tuvieron que dejar de adquirir productos básicos como alimentos, servicios o medicamentos, para poder comprar toallas sanitarias, ya que este producto de gestión menstrual es el más utilizado por las mexicanas.
Sumado a lo anterior, los productos básicos para una buena higiene en el lugar de trabajo o escuela, como el papel higiénico y el jabón son escasos, así lo acusaron una de cada cuatro mujeres, adolescentes y niñas.
Las estudiantes y activistas también recordaron que se requiere de educación menstrual, es decir, “contar con la información necesaria para poder utilizar el método que tú quieras, saber qué está pasando dentro dentro de tu cuerpo o poder identificar alguna anomalía”.
En este punto aún hay pendientes, por ejemplo, la ENGME también destacó que la escuela no está siendo un espacio que eduque sobre el tema, ya que solo 4 por ciento de las personas encuestadas hablaron sobre menstruación con una profesora o profesor.
Además, siete de cada 10 señalaron que su mamá fue la primera persona con quien hablaron sobre menstruación, pues el 44 por ciento se sentía incómoda platicando con un hombre (aunque sea familiar) y 52 por ciento con sus colegas o amigos hombres. Lo anterior ha provocado que seis de cada 10 mujeres deseen no menstruar por la falta de conocimiento e información.
Otro punto que MenstruAcción señala como urgente es brindar a las mujeres espacios libres de discriminación, donde no existan estigmas y actitudes violentas hacia quienes menstruan.
Finalmente destacaron el acceso efectivo a servicios ginecológicos. “Muchas veces las mujeres acuden con los médicos generales, porque es la primera instancia que tienen, y a pesar de que lo están pasando mal con muchos cólicos, con mucho dolor o con las anomalías menstruales ya muy grandes, no se da el siguiente paso”.
Por ello hicieron el llamado al sector público para que se abran más espacios y se brinde atención integral en los ya existentes sobre menstruación y padecimientos que se pueden desarrollar.
También instaron al sector privado a participar y promover que la menstruación “sea un tema que se pueda hablar con naturalidad y se erradiquen tabúes y mitos”.
“Estas acciones pueden ayudar no solo en la parte de concientizar, sino ya de legislar, tomarlo con seriedad. Que no solo sea un tema impartido para las niñas o mujeres, sino que se pueda hablar en los distintos grados escolares a todas y todos”.