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La resistencia histórica de los pueblos en la Sierra Tarahumara en Chihuahua

Por La Redacción

En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas se reconoce la resistencia histórica de los pueblos rarámuri, ódami, guarijío y pima en la defensa de tierra, territorio y medio ambiente en el estado de Chihuahua quienes enfrentan la violencia estructural en la que siguen viviendo las comunidades indígenas en la Sierra Tarahumara, pues la atención de las problemáticas que permanecen en sus territorios es insuficiente e inadecuada. Al no escuchar las voces de quienes integran dichas comunidades se permite que se continúe causando dolor, amenazas, duelos y asesinatos de quienes se atreven a tomar acción.

La mayoría de los pulmones del planeta son resguardados por pueblos indígenas y la Sierra Tarahumara no es la excepción. Sin embargo, esta tarea implica grandes retos, pues resulta un riesgo para la vida de quienes habitan estos territorios por los proyectos extractivos, megaproyectos e intereses económicos. Así lo demuestra el caso de las mujeres indígenas defensoras en el suroeste mexicano, quienes han sido víctimas de agresiones por parte de la Marina y la Guardia Nacional por oponerse a la construcción del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

A la par de estos riesgos latentes, en las comunidades más alejadas de la Sierra Tarahumara (aquellas apartadas de los centros de las localidades con mayor densidad poblacional) las personas no tienen acceso a un sistema de salud digno y menos a uno oportuno, adecuado y con pertinencia cultural. Además, la niñez y adolescencia no accede al sistema educativo, manteniendo con ello altos índices de analfabetismo.

La justicia no alcanza para las comunidades, no solo por la impunidad que permanece en todo el país, sino también la discriminación y desinterés de quienes ocupan las instituciones responsables de atender las problemáticas que les atraviesan.

Desde hace mucho tiempo la Sierra Tarahumara ha vivido una crisis humanitaria: en tema de seguridad, las personas y pueblos defensoras de tierra, territorio y medio ambiente siguen siendo amenazadas por denunciar la tala clandestina, el despojo de sus territorios y la incursión de personas ajenas a su comunidad. Además, por la lentitud de respuesta a sus denuncias se ven obligadas a desplazarse para proteger sus vidas, aunque esto no siempre ha resultado, pues en la experiencia de la Sierra Tarahumara la expresión más cruel de la violencia ha cobrado la vida de más de 22 personas defensoras donde la justicia ha sido lenta o aún no ha llegado.

En materia de salud y alimentación, las niñas, niños, adolescentes y mujeres siguen siendo afectados por la desnutrición sin tener acceso a una atención adecuada ni a tiempo, pues los centros de salud más cercanos a veces se encuentran a cuatro horas en vehículo. Esta situación ha cobrado vidas de niñas y niños menores de 5 años al igual que de mujeres embarazadas.

La importancia del periodismo en la defensa de la tierra

Una de las periodistas que ha dado voz a la lucha de las comunidades indígenas en Chihuahua es Miroslava Breach Velducea, quien fue asesinada en marzo de 2017. Quienes la conocían como su colega Patricia Mayorga aseguran que su interés en hacer coberturas en la Sierra Tarahumara fue constante a lo largo de su trayectoria.

De hecho, un año antes de su muerte, Breach Velducea comenzó a documentar los desplazamientos forzados por la violencia que -desde entonces- se sentía en el territorio. Y décadas antes, en 1999, la comunicadora originaria de Chihuahua publicó lo que sería su primera nota sobre el control de los grupos del crimen organizado en la Sierra.

En esta nota, Miroslava Breach narró la presencia de grupos armados que quemaban las viviendas de las comunidades rarámuris, torturaban y asesinaban a las personas y las obligaban a usar las tierras para el cultivo de drogas. Un año después, la periodista le puso un rostro y un nombre a los responsables: el presunto fundador de «Los Salazares», a quien en ese entonces se le atribuía la mayoría de la producción de droga en la zona de la Sierra Tarahumara.

Las investigaciones de Breach Velducea dieron visibilidad a un tema que, desafortunadamente, sigue vigente tanto en Chihuahua como en otras partes del territorio mexicano. Esto incluye a la Ciudad de México, donde otras periodistas como Daliri Oropeza Álvarez han documentado el despojo de tierras de pueblos originarios para la construcción de megaobras o de cuarteles de la Guardia Nacional (GN).

A raíz de las investigaciones de Oropeza Álvarez se interpuso un amparo para detener la construcción de un cuartel de la GN en un Área Natural Protegida de Xochimilco. El caso sigue abierto, y el trabajo de Daliri Oropeza ha sido esencial para que la información salga a la luz.

Estos dos ejemplos dan muestra de que, al hablar sobre la defensa del territorio, la visibilización de estas luchas es esencial. Con ella se puede hacer eco de la denuncia y la indignación social, pero también proteger la vida de las y los defensores que continúan resistiendo y proponiendo otros modos de vida que no necesitan del extractivismo o el abuso de otros para subsistir.

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