Ciudad de México.- Con la finalidad de erradicar todo tipo de violencia hacia las mujeres, la diputada María Luisa Mendoza Mondragón del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) propuso incluir la violencia simbólica en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pues al pasar inadvertida, necesita ser categorizada y atendida.
De acuerdo con la iniciativa, se busca reformar el articulo 6° de esta ley, el cual establece y explica los tipos de violencias a los que se enfrentan las mujeres. De esta manera se adicionará la fracción VII enfocado en la violencia simbólica, modificándola de esta manera:

El documento, enviado a la Comisión de Igualdad de Género, también busca que a través del reconocimiento de la violencia simbólica sea un punto de partida para que la Secretaría de las Mujeres establezca y conduzca vías de trabajo hacia la prevención, atención y erradicación de la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres; así como el fortalecimiento de políticas públicas que aseguren el derecho a una vida libre de violencia.
Desde contenidos en medios de comunicación, canciones, refranes, chistes, definiciones o incluso en temas formales de la educación y gestos cotidianos de la naturalización; la violencia simbólica está presente en todos lados de manera silenciosa. De acuerdo con el sociólogo Pierre Bourdieu, quien introdujo el término a finales del siglo pasado, es “aquella que no utiliza la fuerza física, sino la imposición del poder y autoridad, cuya manifestación es sutil o imperceptible y que es permitida o naturalizada por el dominador y dominado”.
Esta relación puede presentarse en cualquier espacio como el educativo, laboral, económico, institucional, en la familia, escuela, iglesia y medios de comunicación. No solo se ejerce directamente, sino también es una imposición cultural mediante la aceptación del dominio, jerarquías, roles y estereotipos de género en donde se crean mensajes, valores, íconos o signos que, en el caso particular de la violencia hacia las mujeres, naturaliza su subordinación.
¿Por qué es importante identificar la violencia simbólica? Porque es la base de todos los tipos de violencia como la familiar, física, psicológica, patrimonial, económica, sexual, estética, e incluso la feminicida, la cual está definida como “la forma extrema de violencia hacia las niñas y mujeres, que se manifiesta a través de conductas de odio y discriminación que culmina en muertes violentas como el feminicidio, el suicidio y el homicidio, u otras formas de muertes evitables” por la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Recordemos que, el informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sobre violencia contra las mujeres ha registrado 8 mil 063 presuntas víctimas de feminicidio entre 2015 y 2024. Sin embargo, como señaló María de la Luz Estrada Mendoza, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios (OCNF), las cifras reales son mayores debido a que las muertes violentas de mujeres la mayoría de las veces se catalogan como muertes dolosas.
Violencia simbólica y su manifestación
Por el modo en el que la violencia simbólica está socializada, resulta difícil identificarla. Por este motivo, suele pasar desapercibida y no se considera como una forma de violencia en general, aunque sí lo es.
Siguiendo a Mónica Calderone, en su artículo ‘Sobre Violencia Simbólica en Pierre Bourdieu’, dentro de la perspectiva de género y del contexto de conductas machistas, este tipo de violencia se manifiesta en el ejercicio y creencias de dominación masculina, pero puede ser ejercida por cualquier individuo sin distinción de género.
De esta forma, los discursos y mensajes en donde se contiene en tres ejes centrales: los estereotipos, modelos de conducta e ideas concebidas que se construyen particularmente sobre el género femenino y masculino y en donde se define como deben sentirse, comportarse, actuar y pensar; el sexismo, conjunto de prácticas discriminatorias basados en las creencias en torno al sexo domina, el femenino; y el androcentrismo, donde el hombre es el centro del mundo y sobre él giran las mujeres.
De forma genera, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) señala las siguientes características respecto a la violencia simbólica:
No usa la fuerza ni la coacción; no se percibe de forma clara; legitima el poder simbólico; cuenta con la complicidad no consciente de quien la recibe; reproduce estereotipos de género y refuerza relaciones de dominio-sumisión; los pensamientos, mensajes, imágenes y conductas, son los mecanismos que utiliza la violencia simbólica para excluir, mediante la humillación y la discriminación, a quienes no se ajustan a los estereotipos que reproduce; genera desigualdad de género, pero también fomenta la discriminación hacia grupos indígenas, personas adultas mayores, personas migrantes, grupos de la diversidad sexual; y limita el desarrollo de las personas.
Es por ello que, uno de los mayores ejemplos en los que se puede encontrar la violencia simbólica en los micromachismos. Se refiere a la práctica de la violencia en la vida cotidiana en donde se presenta desigualdad de las mujeres respecto a los hombres que se presentan en la vida cotidiana, el trabajo, relaciones de pareja, crianza y educación, etc.
Finalmente, los medios de comunicación masiva se han constituido como la mayor fuente de esta violencia, ya que hay una representación femenina como símbolo de objetos, priorizando los estereotipos de belleza interpuestos junto a roles subordinados en donde su capacidad se ve limitada por las labores domésticas y de cuidados.