Ciudad de México.- En aras de culminar el 2025, el caso de la defensora indígena amuzga, de derechos humanos Kenia Hernández, quien lleva cinco años privada de la libertad, no ha registrado avances significativos; por el contrario, ha enfrentado episodios de revictimización que evidencian el abandono institucional y la falta de compromiso de las autoridades, y su caso será un pendiente para la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo para el 2026.
Aunque todavía faltan algunas semanas para que concluya este 2025, lo cierto es que la agenda política estará por cerrar en máximo en una semana y con esto se estaría dando carpetazo otro año más al caso de Kenia y su liberación, aunque sin duda, las consignas y apoyos en favor de la defensora siguen vigentes y el cierre de año no impedirá que continúe la exigencia por liberarla.
Hay que decir que este escenario que vive la defensora amuzga, contrasta con el discurso oficial del gobierno de Claudia Sheinbaum declaró 2025 como el Año de la Mujer Indígena con el objetivo de reconocer y honrar su papel histórico y cultural, visibilizar su liderazgo y celebrar su legado en la defensa de los derechos de los pueblos originarios.
El caso de Kenia ha evidenciado lo contrario a ese compromiso público, lo que ha generado indignación social; por ello, la acción colectiva más reciente ocurrió hace unos días, cuando 200 organizaciones, colectivos y personas defensoras de derechos humanos enviaron una misiva a la presidenta Claudia Sheinbaum para exigir, de manera expedita, la libertad de Hernández.
“Han sido 61 meses de interrupción forzada de la imprescindible labor que venía llevando a cabo Kenia acompañando a sobrevivientes de violencia machista, defendiendo la tierra, el territorio, los pueblos originarios o los derechos de las personas injustamente privadas de su libertad.”, se lee en la misiva
Dentro de la carta denunciaron que el caso de Kenia ha estado marcado por un uso indebido del derecho penal en su contra, ante la ausencia de fundamentos para condenarla, las irregularidades y arbitrariedades durante los procesos judiciales que se han desarrollado en su contra pues se le ha negado la participación presencial en sus audiencias, el derecho a la interpretación en idioma amuzgo y, además, se ha impedido las visitas de su familia, equipo jurídico y organizaciones
Un año de promesas incumplidas
Es importante recordar que no es la primera vez que se le manda una carta a la presidenta Claudia Sheimbaum, pues el pasado 18 de enero, Joel Silvino, hijo de Kenia Hernández, entregó una carta a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, durante su visita a la región de La Montaña en Guerrero, en donde se expone el panorama completo del caso y se solicita una audiencia con la presidenta para buscar una solución conjunta que permita alcanzar justicia pronta.
Durante la reunión, la presidenta le prometió a su hijo que haría lo posible para que Kenia saliera libre, una promesa que ya estaba presente desde el sexenio anterior cuando Andrés Manuel López Obrador se comprometió a buscar su liberación, lo cual nunca sucedió.
Asimismo, a inicios de este año, Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), la empresa que acusó a Kenia de ataques a las vías de comunicación, decidió evaluar la posibilidad de alcanzar un acuerdo reparatorio.
Kenia Hernández podría obtener su libertad tras posible acuerdo reparatorio con CAPUFE
Ante ello, el Comité de Apoyo por la Libertad de Kenia instó a CAPUFE a concretarlo, pues implicaría evitar un juicio y optar por un mecanismo alternativo de solución de controversias que permita poner fin a las ocho causas penales en contra de ella; Sin embargo, aunque este gesto representó una señal de esperanza tanto para la defensora como para su red de apoyo, finalmente el acuerdo no se logró concretar,
Ello resulta aún más contradictorio si se considera que, en julio, un juez de control determinó que no existían elementos suficientes para procesar a Hernández y dictó un auto de no vinculación con efectos de sobreseimiento. Esta resolución cerró definitivamente ese proceso y lo dejó sin posibilidad de reactivarse, aunque, por su naturaleza, no declara culpabilidad ni inocencia, sino que reconoce la falta de pruebas para sostener la acusación.
“El juez reflexionó: ¿Qué es interrumpir? cortar, coartar, impedir que llegue… ¿Kenia interrumpió el tránsito en las vías de comunicación? La fiscalía dijo que ella y sus compañeros levantaron las plumas para que la gente pasara sin pagar o algunos dando alguna cooperación. Así que no interrumpió, sino que liberó. Y liberar es lo contrario a interrumpir. Kenia hizo un ejercicio de libertad»
Más revictimización
En el mes de septiembre, Hernández Montalván inició una huelga de hambre en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social Neza-Sur para exigir a las autoridades penitenciarias respetar su derecho humanitario de ser trasladada al funeral de su madre Inés Montalván; no obstante, días después se dio a conocer que la jueza María Leticia Olvera Medina, del Juzgado de Ejecución de Sentencias de Nezahualcóyotl, negó el permiso humanitario para acudir al sepelio.
La petición se rechazó pese a que, mediante una carta dirigida a la presidenta Claudia Sheinbaum, Hernández le solicitó que interviniera para que le fuera concedido el permiso de despedirse de su madre; sin embargo, su solicitud fue ignorada.
Después de esta negativa, Kenia lamentó que su madre se fuera sin poder verla libre. Aseguró que ahora sus hijos, Joel de 12 años y Joab de 8, se encuentran en una situación de desprotección, ya que era su abuela quien los cuidaba.
“Mi madre se fue con la preocupación de ¿qué va a pasar con sus nietos?, porque ella era la que los cuidaba. Mi madre era la que preparaba los almuerzos. Mi papá está solo, y evidentemente es muy difícil poder sostener la carga con mis niños”, declaró.
Niegan a defensora Kenia, permiso humanitario para asistir al funeral de su madre
Resistir frente al Estado
Este año, cimacnoticias conversó con Kenia Hernández, en donde relató las adversidades que ha enfrentado tras cinco años de estar detenida injustamente; sin embargo, ha buscado la manera de seguir con su activismo. Ahora, en el penal Neza-Sur, colocó una cooperativa con 26 mujeres que se apoyan mutuamente y en donde Kenia les enseña a ser resilientes para hacer frente a las injusticias del sistema.
Asimismo, trabajan haciendo obras de artesanía y comparten sus conocimientos, lo que funciona como terapia ocupacional e incluso ha provocado que algunas de ellas dejen las adicciones al tabaco, drogas y medicamentos.
«A mí me da mucho gusto y se me llena el corazón de saber que el trabajo está dando frutos, de saber que el esfuerzo ahí está, porque el contacto permanente con la tierra es tan amoroso» , compartió la defensora
Promesa incumplida ante defensora Kenia Hernández contradice «Año de la Mujer Indígena»
Este 2025, el caso Kenia Hernández demuestra que el reconocimiento simbólico hacia las mujeres indígenas no basta; mientras sus derechos sean vulnerados y sus vidas permanezcan bajo el abandono instituciona, el discurso oficial representa palabras de ornamento




