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Berta Cáceres, compañera y madre

Por Cirenia Celestino Ortega

Buenos Aires, Argentina.- Asistí al foro La Comunicación: Piedra Angular de la Justicia Social, convocado por la Asociación Mundial por la Comunicación Cristiana (WACC por sus siglas en inglés), realizado en esta ciudad y que convocó a comunicadoras y comunicadores de América Latina (WACC AL) para dialogar sobre el papel de la comunicación para reducir las brechas sociales. Al encuentro asistió Berta Zúñiga Cáceres, la segunda hija de cuatro (tres mujeres y un hombre) de la defensora Berta Isabel Cáceres Flores, asesinada el 3 de marzo de 2016.

Berta Cáceres fue una defensora hondureña de los Derechos Humanos y recursos naturales del pueblo Lenca y fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh). Su resistencia frente a la imposición del proyecto “Agua Zarca” de la empresa hidroeléctrica Desarrollo Energéticos S.A. (DESA), propiedad de la familia Atala Zablah, con el objetivo de detener su construcción, fue la causa de su asesinato.

El 5 de julio de 2021, la Sala 1 del Tribunal de Sentencia con Competencia Nacional en Materia Penal de Honduras declaró culpable al exoficial militar y ex directivo de la Empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), Roberto David Castillo Mejía como coautor del delito de asesinato en perjuicio de la defensora hondureña, y el 20 de junio de 2022, un tribunal hondureño condenó a 22 años y medio de prisión.

Berta, hija, vivió en México mientras cursaba la maestría en estudios latinoamericanos y debió regresar a Honduras tras el asesinato de su madre cuando asumió la coordinación general del Copinh. 

En esta ciudad pude conversar con ella. Berta se refiere a su madre como compañera “creo que ella fue una maestra de muchos y muchas de nosotras parte del Copinh. Así que sabemos que mi compañera –toma un fuerte respiro- sí somos compañeras porque somos y estamos en el mismo proceso de lucha”.

Cirenia (CCO)- No hace falta presentar a la resistencia de Berta, pero, para ti, como tu madre ¿quién fue Berta Cáceres?

Bertha (BZC)- Yo creo que definirla siempre es un poco complejo por todas las luchas que desarrolló durante su vida, pero bueno ella siempre se definió como parte de coordinadora de Cophin. Durante los últimos años de su vida porque pues las coordinaciones han ido rotándose a lo largo de la historia de nuestra lucha. Ella era parte del pueblo lenca, un pueblo que estamos en el sur occidente de Honduras. Fue una luchadora social en muchos ámbitos que trabajó por el proyecto refundacional en Honduras. También es una mujer que creía en la justicia para las mujeres y los cuerpos diversos que de alguna otra manera hemos sido sometidos a lo largo de la historia.

CCO: Cuando una voz es silenciada, ¿Qué pasa con el movimiento que encabeza? ¿Qué ha pasado tras el asesinato de Berta Cáceres?

BZC: Bueno, nosotras siempre decimos que fue un error de los de los asesinos de la compañera Berta, pensaron que sin estar ella se iba acabar el proceso y la resistencia, eso muestra que realmente no conocen cómo operan y trabajan nuestros pueblos. La lucha del Copinh continúa y reúne a diferentes expresiones de resistencia de las comunidades del pueblo lenca que son muchas, no es una comunidad, son muchas comunidades que han tenido un proceso organizativo de análisis de reflexión que continúa en defensa de los ríos, de los territorios y de la justicia social.

CCO: ¿Cuáles son las demandas centrales del pueblo lenca en la actualidad? 

BZC: Primero es el reconocimiento por parte del Estado de la posesión sobre la tierra a las comunidades lencas y a las comunidades indígenas en general en Honduras. Ya que sabemos que gran parte de la vulneración de nuestros derechos nace porque se han expulsado a las comunidades o gran parte de los territorios y, aunque las comunidades siguen viviendo ahí, sus territorios se están vendiendo ilegalmente, ilegítimamente. 

Reivindicar este derecho territorial es muy importante y, lógicamente, el derecho integral a nuestros derechos, sobre todo el derecho a ser consultados de manera libre, previa e informada.

También, se revierte el modelo de concesionamiento e ilegítimo que se dio bajo el Golpe de Estado que produjo que por lo menos durante el 2010 y 2014 se metieran 51 concesiones para la generación de energía solo en la comunidad del pueblo lenca.

CCO: ¿Cuál es el papel de las mujeres y el tuyo específicamente en esta exigencia?

BZC: El papel de las mujeres siempre ha sido el promover la organización en defensa de la vida, siempre pensando en las futuras generaciones, sabemos qué es lo que está en juego, son los territorios y sin la Tierra sin esos territorios pues la vida del pueblo lenca prácticamente desaparecería. Es una ardua tarea actualmente para las mujeres la preservación de los territorios y otra más es la preservación de la cultura. 

Sabemos que el centro de la resistencia del pueblo lenca siempre ha sido su relación con la tierra y los seres humanos, relación de respeto, de armonía, de convencimiento, de que sin la tierra y sin todo lo que significa pues no seríamos un pueblo.

También, el articular con otras organizaciones y espacios para llevar la voz del pueblo lenca y aprender de las diversas experiencias de lucha.

COO: ¿En qué momento está la lucha del pueblo lenca?

BZC: Hace cerca de 10 meses tuvimos un cambio de gobierno después de 12 años de Golpe de Estado, entonces hay un nuevo escenario político sin duda para Honduras. Sin embargo, la lucha es de los pueblos y nos va a cambiar con un gobierno. Es contra un modelo de despojo de concesionamiento que es extractivista.

Sabemos que esos oligarcas, como los que asesinaron a nuestra compañera Berta Cáceres, son los que están interesados en el despojo de nuestros territorios pues tienen sus fichas dentro del gobierno y son un poder real, un poder fáctico que sigue operando y que no ha sido desmantelado y eso es parte digamos de la lucha por justicia para nuestra compañera Berta Cáceres.

El pueblo lenca, somos escépticas de que se pueda revertir el modelo de concesionamiento ilegal. Nuestra demanda ha sido la cancelación de la concesión sobre el río Gualcarque, el proyecto hidroeléctrico que estuvo vinculada toda la violencia en la comunidad de Río Blanco. No hemos tenido respuesta. 

De la experiencia latinoamericana hemos aprendido la importancia de la beligerancia de las luchas en cualquier escenario y nosotras no vamos a retroceder en esas demandas de justicia integral para nuestras comunidades.

CCO: ¿Hay avances en el caso del asesinato de Berta?

BZC: Podríamos decir que parcialmente en el sentido de que pues hemos logrado la condena de ocho personas, cinco de ellas vinculadas con ser militares o ex militares y eso muestra el patrón de operaciones del asesinato de los liderazgos sociales en Honduras. Sin embargo, no se trata de un número, es claro, en esta causa se ha tenido la oportunidad, como muchos otros pocos procesos en América Latina, de tener las evidencias de quiénes son los asesinos, en este caso se sabe quiénes son los autores intelectuales.

Sabemos que hay cambios estructurales que hacer a partir del asesinato de nuestra compañera Bertha Cáceres. Ninguna de las sentencias que se han logrado hasta ahora estas 8 personas están firmes aún están expuestas a casaciones y que esos resultados que han sido una fuerza colectiva de personas y organizaciones que se han sumado. Que pudiera revertirse no sería algo extraño en Honduras. 

Han pasado seis años desde su asesinato, varios años desde la culminación del primer juicio, parte eso de la violación a los derechos de la víctima: al retraso, al proceso de Justicia, esa justicia tardía que vulnera los derechos de quienes hemos sido afectadas con ese vil crimen.

Estamos en espera tratando de siempre impulsar acciones de también compartir estas grandes causas por las que ella murió: en defensa del río Gualcarque y en defensa de los derechos del pueblo lenca pues todavía no se ve una real voluntad política de poder resolverlas.

Berta Zúñiga Cáceres, ha declarado que el Banco de Desarrollo Holandés (FMO) pagó más de un millón de dólares a la empresa DESA dos días antes del asesinato de su madre por lo que se ha sumado una denuncia contra FMO.

En América Latina, ser mujer, ser indígena y ser defensora ambiental significa una triple amenaza que deben enfrentar para sobrevivir. Global Witness documentó el asesinato de 145 defensores ambientales en la región tan solo en 2020, 60 por ciento de todos los registrados a nivel mundial, de los cuales quince eran mujeres y, de ellas, siete eran indígenas. Esta última cifra es preocupante si se toma en cuenta que los pueblos indígenas representan un 5 por ciento de la población mundial.

Cuando su madre fue asesinada, tenía medidas cautelares que las protegían. Berta hija sabe del riesgo en que vive “nadie se salva en Honduras”, pero confía. 

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