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Sexismo y misoginia, grandes barreras para las mujeres periodistas en México: Denise Dresser

Por La Redacción

Denise Dresser tiene una amplia carrera en el periodismo dentro y fuera de México. Además de escribir para la revista Proceso, el Washington Post y Opinión 51, la también académica y escritora pertenece a los colectivos Seguridad sin Guerra y Fiscalía que sirva. Pero, pese a su activismo y su ardua labor de investigación, ella misma se ha enfrentado a la estigmatización que afecta a cientos de mujeres en el mundo periodístico mexicano; una estigmatización que encuentra su raíz en la violencia de género.

En entrevista con CIMAC, Denise Dresser afirmó que, en nuestro país, las mujeres periodistas siguen trabajando en ambientes de vulnerabilidad laboral donde incluso sus propios medios les dan la espalda o no les ofrecen el respaldo que merecen. En estas esferas laborales, el machismo, la misoginia y el sexismo las convierte en blancos de una estigmatización diferente a la que viven los hombres periodistas. Dicha estigmatización, afirma, «tiene que ver con su género, con la manera en la cual son tratadas, percibidas o descalificadas, simplemente por su género».

Entre otras cosas, esta descalificación provoca que la crítica dirigida hacia ellas y hacia su trabajo no esté basada en su trabajo o en sus opiniones, sino en cuestiones como su físico, su edad, sus preferencias sexuales o su historia de vida. De ahí que, en nuestra sociedad, sea más fácil señalar a una mujer periodista que a un hombre que ejerce la misma labor, y esto es un tema exclusivamente ligado con el género y no con su profesionalismo al momento de ejercer.

A pesar de ello, desde la perspectiva de la columnista, el periodismo mexicano ha sido impactado de manera positiva por el trabajo de mujeres como Daniela Rea, Marcela Turati y Sandra Romandía —por mencionar solo algunos ejemplos—.

El periodismo mexicano se ha enriquecido con la participación de mujeres muy valientes, muy atrevidas, que han hecho periodismo muy sólido, irrefutable, y desde una perspectiva muy humana que toma en cuenta la voz, la presencia, el impacto, la repercusión de la violencia y, por ejemplo, el impacto de más de cien mil desaparecidos en nuestro país. Las mujeres periodistas abordan esos temas con una sensibilidad muy especial, con una empatía muy significativa; creo que expresan el dolor humano y lo capturan de una forma novedosa y que hace que los temas tengan mucha más resonancia e impacto. A todas las celebro y las aplaudo.

Denise Dresser

Todas estas mujeres han escrito o colaborado en investigaciones importantes como la Casa Blanca, la Operación Safiro y los asesinatos llevados a cabo por el ejército en lugares como Tanhuato, Allende y en Tlahuelilpan. Sin embargo, el valor y la resistencia de estas periodistas no erradica la estigmatización a la que se enfrentan. Tampoco, el hecho de que este problema tiene que ver con un discurso real y simbólico emitido desde las altas cúpulas del poder.

El papel de AMLO en la violencia contra las y los periodistas

Al inicio de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) inauguró sus conferencias matutinas como un supuesto espacio de diálogo. No obstante, para Denise Dresser y muchas otras periodistas, «la mañanera» se ha convertido en un medio para estigmatizar su labor y ponerlas en el ojo de los ataques de la sociedad.

«Se ha vuelto un lugar para destruir reputaciones, para colocarlos en situaciones de aún mayor vulnerabilidad, para volverlos blancos de ataque colectivo de parte de quienes le han concedido al presidente López Obrador una amnistía intelectual que jamás le hubieran ofrecido a cualquier presidente anterior», comentó Dresser a CIMAC. Ella misma ha sido expuesta por supuestas mentiras en la conferencia y, los días posteriores, ha recibido ataques y agresiones verbales tanto en redes sociales como en la vía pública.

A mí ya me ha sucedido que me griten en la calle, que me acosen en los supermercados, que me griten “muérete chayotera” y en un clima así, en un país en el cual han asesinado a 11 periodistas en lo que va del año, la violencia verbal del presidente da permiso a los demás a ejercerla e incluso a los fanáticos a legitimar el abuso que va más allá de lo verbal.

Denise Dresser

Gran parte de estos ataques han sucedido en el espacio digital, el cual se ha convertido en un terreno idóneo para la violencia.

En México, las mujeres periodistas se enfrentan a diferentes vulnerabilidades; algunas de estas condiciones de riesgo son alimentadas por un discurso proveniente del gobierno. CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Lucía Moguel Osorio (LMO): El espacio digital se ha vuelto un espacio que permite violencias diferentes. Lo virtual es tan real como lo físico. ¿Cuáles notas que son estas diferencias en las afectaciones y en las violencias que se viven en el espacio físico y en el espacio digital? ¿Cuál es la diferencia de agredir en un espacio digital a las periodistas?

Hay muchos que lo hacen porque pueden hacerlo, porque lo hacen desde el anonimato, suponiendo que no importa porque es sólo el ámbito digital, cuando en el ámbito digital también somos madres, parejas, colegas, maestras, somos para nuestras alumnas, por ejemplo, modelo a seguir. No hay una barrera, no hay un Muro de Berlín entre quien eres en la vida real y quién eres en las redes. Y cuando te atacan así en las redes, te hieren, te lastiman. Yo he llorado con mucha frecuencia al ver lo que se pone de mí cuando se meten con mi vida personal, con mis hijos, el nivel de violencia, los memes donde ponen mi cabeza encima de un zopilote, donde me ponen siendo violada, donde me ponen con una pistola a lado de mi cabeza.

Lo peor es que esto se ha normalizado, a pesar de las denuncias que hemos hecho, porque hace unos meses, un grupo de mujeres que hemos padecido esto, porque yo no soy la única, ni quiero hablar desde la victimización, sino desde la sororidad y tratando de encontrar un remedio. Alma Delia Murillo, Gaby Warkentin, Azucera Uresti, muchas otras que hemos sido objeto de esta violencia, empezamos a hablar con Twitter, a tratar de hablar con las plataformas para que fuera más fácil denunciar la violencia de género en las redes.

Porque algo que es muy notable y muy criticable, por ejemplo en Twitter, es que tú puedes reportar una cuenta por una serie de cosas que tienen que ver con discriminación, incitación a la violencia, acoso por tu religión, etcétera, pero no hay una sola categoría que diga explícitamente “por violencia de género”. Y Twitter siempre, en estas conversaciones, “estamos trabajando en esto”, “sabemos que es un problema”, pero es difícil crear un algoritmo que entienda que “te voy a coger” es un acoso, no tenemos algoritmos que detectan fácilmente vocablos mexicanos o en otras lenguas donde se usan ciertas palabras para agredir a las mujeres.

Lucía Moguel Osorio (LMO): Si podemos abundar en estos impactos que tú tienes a nivel personal, familiar y a nivel laboral de estas agresiones que sufres en redes sociales.

Tuve que decirle a mi madre de 86 años que dejara de leer lo que me contestan en Twitter, porque me hablaba angustiada. Se le subía la presión y me llamaba angustiada “¿ya viste lo que pusieron? Mijita, cuídate”. A mis hijos les he pedido que no lean lo que escriben sobre mí porque les afecta, les daña. Hay un intento deliberado de destruir mi reputación, también como académica y profesora.

(…) Yo hablé de cómo este decretazo que permitió que las fuerzas armadas pudieran saltarse la normatividad administrativa y medioambiental en las megaobras del gobierno. Me refería a esto como una especie de autogolpe de Estado, porque la nueva literatura de la erosión democrática habla de cómo los golpes de Estado se están llevando a cabo por personas que están al frente del Estado, que se apropian de parte significativa de ese Estado para su uso personal o político. El presidente se burló de mí y dijo “y le deben pagar tanto en el ITAM, pobres alumnos” y entonces empezó un andanada.

Hay un sitio donde tú puedes calificar a tus profesores, pero puede entrar cualquiera, no sólo los alumnos del ITAM. Bueno, se llenó de evaluaciones falsas para descalificar mi labor como profesora. Esa ha sido una vertiente dolorosa para mí. Mis alumnos leen todo lo que se publica, si quieren se pueden meter ahí y leer todo lo que se publica sobre mí. Es un intento de character assassination, o sea, de asesinar tu carácter, asesinar tu personaje público para que lo que digas, lo que expreses, lo que opines, no tenga validez.

Yo trato de defenderme de la mejor manera que puedo, que es con el único instrumento que tengo, que es la palabra, que es lo que escribo, lo que tuiteo, las conferencias que doy. Hay una enorme disparidad de poder entre el presidente y sus redes, redes que muchas veces, y lo hemos detectado en estudios hechos por el ITESO y por el propio Colegio de México, redes que no tienen un comportamiento orgánico, cuentas que están pagadas para atacarme. Yo podría en este momento tuitear que Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación son un regalo de los dioses a México y nada más por twitear, iniciaría el comportamiento de toda una serie de bots programados para agredirme.

Más allá de eso, yo creo que lo que más me ha afectado es cuando el presidente dijo en una mañanera, el presidente dijo “Denise Dresser es agente de un gobierno extranjero, es una traidora a la patria porque su nombre aparece en unos cables de WikiLeaks, donde fue a la embajada de Estados Unidos a ser chismosa” y, en efecto, yo en el 2006 fui invitada a un desayuno a la Embajada de Estados Unidos como he ido a desayunos en, literalmente, cientos de embajadas a lo largo de mi vida profesional, de muchos países, a reunirme con embajadores, con personal de la embajada, a hablar de cómo estoy viendo las cosas.

Y lo que digo ahí no es nada distinto de lo que digo en la radio, lo que escribo en mis columnas, lo que digo por teléfono si es que me están grabando, no fui a revelar ninguna información confidencial y es creo que la única vez que fui invitada a un desayuno porque había un embajador muy abierto, progresista, Carlos Pascual, nunca he estado cerca de los embajadores estadounidenses. El presidente utilizó esto para decirme traidora, para decirme espía, para abiertamente calumniar y es muy distinto que usen un calificativo en tu contra como “es una conservadora” o “no está cerca del pueblo” y otra que te digan “traidora a tu país”, porque eso puede llevar a que alguien algún día con una pistola que dispare y diga “estoy acabando con una traidora a la patria, una soplona de la embajada de Estados Unidos”.

«El presidente me quita mucho tiempo, tiempo que yo debería estar utilizando para tratar de mejorar al país desde la trinchera que ocupo que es la academia, dar clases, hacer investigación, análisis y activismo. Me quita mucho tiempo el tratar de defenderme y defender a otras mujeres agredidas», aseveró Denise Dresser a CIMAC.

Las y los periodistas no deberían ser la nota

En un país con más de 100 mil desaparecidos, con un alza en las cifras de feminicidios y con graves en la esfera de los derechos humanos, desde la perspectiva de Denise Dresser, AMLO ha colocado el foco en los lugares incorrectos. Debido a esto, parte de la discusión pública se ha volcado en atacar a las y los periodistas. Así, por ejemplo, la participación de Dresser en el activismo a favor de la comunidad LGBT o los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos se han borrado del mapa frente a las acusaciones salidas de boca del mismo presidente.

Para la académica y columnista, esto pone en riesgo la verdadera democracia del país y, también los derechos de quienes han dedicado su trayectoria a defender este y otros derechos. Ante este panorama de incertidumbre, Dresser tiene exigencias muy puntuales: el cese de la estigmatización contra las y los periodistas por parte del presidente, el funcionamiento eficaz del Mecanismo de Protección a Periodistas y la justicia en los casos de las y los periodistas asesinados en México.

«Finalmente, que paren la misoginia y el sexismo y el machismo que emanan desde la mañanera en distintas encarnaciones, que solo exacerban los problemas que ya enfrentan las mujeres en el periodismo», concluyó la periodista, quien también se pregunta: «¿en qué momento me quitaron mis derechos y me dejaron indefensa?». Pese a la vulnerabilidad en la que se encuentra, ella continúa escribiendo y construyendo, esperando que la libertad de expresión logre abrir caminos en un futuro no tan lejano.

Con información de Lucía Elisa Moguel Osorio, investigadora en el Programa en el Programa de Libertad de Expresión y Género.

Esta entrevista forma parte del informe Palabras impunes: estigmatización y violencia contra mujeres periodistas 2019-2022. Puedes descargarlo completo aquí:

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