Oaxaca de Juárez.- Unidas en la Red de Mujeres Cooperativistas para una cultura de Paz, 244 mujeres de localidades indígenas y afromexicanas de Oaxaca buscan alcanzar la justicia económica a través de la generación de ingresos basándose en los principios de economía social y solidaria.
Olga Lidia Calderón Zárate, integrante del área de economía feminista del Grupo de Estudios Sobre la Mujer Rosario Castellanos (GESMujer), explicó que el proyecto arrancó en mayo del año pasado con 12 grupos de mujeres de distintas localidades de la Costa, Mixteca, Sierra Sur y Valles Centrales.
Cada grupo, formado por 10 a 12 mujeres, propone dos representantes que participan en procesos de capacitación y acompañamiento.
Lidia Calderón destacó que, durante el año pasado, las mujeres se formaron en temas como derechos de las mujeres, perspectiva de género, derechos sexuales y reproductivos, y autocuidado. El énfasis en la perspectiva de género busca no solo empoderar económicamente sino también erradicar la violencia contra las mujeres.
Las mujeres que integran esta red son diversas y reflejan la riqueza cultural de Oaxaca. Son indígenas, afrodescendientes, madres de familia, viudas, y madres solteras. Muchas de ellas son el sustento principal de sus hogares, enfrentándose a desafíos económicos en entornos rurales.
Calderón subrayó la feminización de la pobreza y cómo estas mujeres, a pesar de ser fundamentales en el sostenimiento de sus hogares, a menudo no ven reconocido el valor de su trabajo no remunerado.
Las participantes, empoderadas por la formación recibida, han identificado actividades económicas que pueden impulsar en sus comunidades. Desde artesanías y actividades con la palma hasta la producción de mermeladas y aceite de coco, las mujeres buscan generar recursos para fortalecer sus economías familiares.
El proyecto -agregó- fomenta un enfoque colectivo y solidario, reconociendo que todas las mujeres poseen habilidades y conocimientos valiosos. La creación de un espacio de trabajo en equipo busca cambiar la narrativa y promover la idea de que las mujeres pueden apoyarse mutuamente.
El proyecto ha logrado que las mujeres reconozcan el valor económico de sus contribuciones y se vean a si mismas como referentes en sus comunidades. Además de la generación de ingresos, el proyecto también ha actuado como un espacio seguro donde algunas mujeres han identificado situaciones de violencia y recibido apoyo.
Con una duración programada de dos años, el proyecto tiene como objetivo continuar más allá de su plazo. La intención es seguir trabajando con la red de cooperativas, brindar apoyo a más mujeres y posiblemente legalizar estas colectivas en cooperativas formalmente constituidas.
Cada cooperativa en la red tiene un nombre, y una de ellas es «Soñando Juntas». Este nombre refleja la aspiración compartida de estas mujeres de crear un futuro donde el empoderamiento económico y la solidaridad femenina no sean solo sueños, sino realidades palpables en sus vidas y comunidades.
