Inicio Alumnas en resistencia Paro en 5 plantes, momento histórico para la UAM; alumnas en resistencia superan a autoridades

Paro en 5 plantes, momento histórico para la UAM; alumnas en resistencia superan a autoridades

Por Diana Hernández Gómez
CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Ciudad de México.- Este jueves 23 de marzo, alumnas de los cinco planteles de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) ofrecieron una conferencia de prensa. En ella denunciaron que han sido hostigadas incluso por elementos de la Guardia Nacional y que han sufrido violencia química. También explicaron que el paro continuará hasta que no haya una respuesta real por parte de las autoridades ante la violencia contra las estudiantes dentro de las aulas.

Representantes de las unidades Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco recordaron una vez más que el paro de labores no se debe únicamente al caso de violencia sexual suscitado dentro de Cuajimalpa. Al respecto, cada representante detalló los casos que se han suscitado dentro de sus escuelas.

En el caso de Azcapotzalco, anteriormente, las alumnas organizadas denunciaron con Cimacnoticias que hay por lo menos cinco profesores señalados por acoso y abuso sexual. La profesora Sandra Carrillo Andrés se ha unido a estas denuncias y ha expuesto su caso frente a sus colegas. Presuntamente, ella fue víctima de abuso sexual por parte de Jaime Leopoldo N., quien —pese a tener una denuncia frente a la Fiscalía de Delitos Sexuales— continúa ejerciendo como profesor y coordinador de Posgrado.

Las estudiantes de Cuajimalpa, por su parte, recordaron el caso de su compañera víctima de una presunta violación en diciembre de 2022. Pese a la evidencia, la Comisión de Faltas de la institución determinó que no había comisión de algún delito, obligando así a la alumna a convivir con su agresor. Ante esto están solicitando la destitución de Esther Morales Franco, Secretaria Académica de la División de Ciencias Sociales y Humanidades del plantel, quien revictimizó a su compañera cuando ésta se presentó a denunciar.

Por su parte, las alumnas de Iztapalapa denunciaron el caso de M., una compañera suya que fue presuntamente violada dentro de la unidad. El supuesto agresor, el profesor Julio César N., actuó en complicidad con dos alumnos. Cuando las autoridades educativas analizaron el caso, resolvieron que la única falta por perseguir fue la introducción de bebidas alcohólicas al plantel.

Alumnas de los cinco planteles de la UAM durante la conferencia de prensa celebrada este 23 de marzo. CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Igualmente, las estudiantes expusieron que hay otro profesor (José Ramón N.) con antecedentes de denuncias por acoso en tres universidades más. Aún sabiendo esto, aseveran, la UAM Iztapalapa le permitió postularse para conseguir el cargo de profesor. Por otro lado, las alumnas también denunciaron que la UAM las ha querido poner a dialogar con Javier Rodríguez Lagunas para atender el paro de labores, cuando Lagunas también ha sido identificado como presunto agresor.

Las compañeras de la UAM Lerma, por su parte, recordaron que son el plantel más joven (tiene apenas 12 años de haberse fundado) y también el más lejano territorialmente, pues no se encuentra en la Ciudad de México sino en Toluca, Estado de México. En 2022, dicho estado ocupó el primer lugar a nivel nacional en cuanto a feminicidios, trata de personas y lesiones contra mujeres. 

Es este entorno en el que las estudiantes tienen que acudir a la escuela todos los días, denunciaron las alumnas. Al respecto, recordaron que el 2 de diciembre de 2022 hubo un feminicidio a unos metros de su unidad, y que en reiteradas ocasiones se han enfrentado a intentos de secuestro, persecuciones y balaceras en las inmediaciones de la universidad.

“Lamentablemente, al ingresar a nuestra unidad la violencia no termina. Por eso, el día de hoy, las alumnas de UAM Lerma nos encontramos en pie de lucha y convencidas de que callar nunca debe de ser una opción. No permitiremos que espacios donde nuestros sueños buscan materializarse sigan siendo impunemente misóginos. Las mujeres exigimos respeto y libertad en nuestras aulas, porque también nos pertenecen y si nos las niegan las tomaremos y las limpiaremos de agresores. Ese es nuestro objetivo. No van a pasar.”

Alumnas organizadas de UAM Lerma

Finalmente, las estudiantes de Xochimilco evidenciaron otro caso de violación también dentro del plantel. En este caso (al que se suman otros cinco más), el presunto agresor fue un trabajador que —aseveraron— recibió apoyo y encubrimiento por parte del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM). 

Esta protección permitió que el agresor ingresara a la Maestría junto con su víctima, quien levantó una denuncia formal frente a la Fiscalía. Por su parte, las autoridades escolares determinaron como única medida de “protección” hacer que el supuesto agresor tomara clases de manera virtual. Fuera de eso, expusieron los datos personales de la alumna, dejándola así en situación de vulnerabilidad.

¿Qué exigen las alumnas de la UAM?

Las alumnas organizadas tienen algo muy claro: ellas no deberían estar ofreciendo conferencias de prensa sino estudiando. Sin embargo, las situaciones expresadas arriba las han llevado a exigir espacios seguros para acudir a la escuela. Pero, ante esto, no basta la destitución de personal ni la expulsión de estudiantes.

Si bien es cierto que en sus pliegos petitorios se pide la destitución de agresores, cómplices y autoridades negligentes, la reflexión política que han forjado entre ellas las ha hecho preguntarse sobre otras medidas más allá del punitivismo. No obstante, reconocen que la remoción de cómplices y agresores es un paso necesario para la reestructuración de una institución académica plagada de violencia.

En este sentido, ponen énfasis en un punto clave: faltan medidas de prevención que no se limiten a talleres o capacitaciones de temas de género. Y aquí mencionan algo bastante real y doloroso: la sensibilidad no se capacita. Las estudiantes saben que detrás de la negligencia en atender sus casos hay una profunda apatía por parte de directivos y administrativos. 

Algunos de los carteles de denuncia pegados a las afueras de la UAM Cuajimalpa. CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Esta misma apatía ha provocado que, en lugar de atender correctamente sus peticiones y prestarse a un diálogo real, las autoridades estén criminalizando fuertemente su organización. En el caso de Azcapotzalco, las alumnas que permanecen en el plantel han observado el vuelo de drones sobre las instalaciones, así como la presencia de vehículos sin placas cuyos pasajeros intentan fotografiarlas.

Una situación similar ocurre en Iztapalapa, donde incluso ha habido camionetas de la Guardia Nacional rondando el plantel, así como camionetas de la UAM. Aquí también se han enfrentado a un desabasto de agua, dado que alguien ordenó a las pipas que suministran el líquido no proporcionar servicio a las estudiantes en paro.

Las estudiantes de Lerma, por su parte, denunciaron la presencia de vehículos sin placas y camionetas sin matrículas policiacas fuera de su plantel. Como ha sucedido con sus unidades hermanas, los pasajeros de estos vehículos han intentado fotografiarlas en repetidas ocasiones. Y, en un intento grave de agredirlas, el pasado 15 de marzo una compañera suya bebió una botella etiquetada como agua que realmente era una sustancia corrosiva.

“Afortunadamente, la compañera logró escupir la mayor parte del trago al líquido mencionado. Sin embargo, este incidente le provocó ligeras quemaduras en el esófago y cavidad bucal”, detallaron.

Por su parte, las alumnas de Xochimilco explicaron que luego de haber iniciado el paro, las y los directivos del plantel les impusieron “seguridad” enviando a personal de la universidad a acompañar la toma de instalaciones. Sin embargo, dicho personal (conformado únicamente por cinco mujeres) insistió en conocer los nombres completos de las alumnas, vulnerando así su identidad. Esto las llevó a excluir a las trabajadoras y continuar organizándose únicamente de manera interna.

CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Igualmente, las alumnas de UAM Xochimilco denunciaron que un trabajador de nombre Fernando Hernández merodea y hostiga constantemente la unidad. Incluso, señalan que ha llegado a agredir físicamente a sus compañeros de la comisión de seguridad. También han visto a personal de Protección Civil intentando fotografiarlas y a elementos encapuchados de la Policía local con armas largas a bordo de camionetas dando vueltas cerca del plantel.

El paro es un momento histórico para la UAM

El nivel de organización interuniversitaria entre las alumnas es evidente. Desde el planteamiento del problema hasta su forma de dirigir la conferencia, queda claro que —pese a lo que les han dicho las autoridades— ellas saben lo que quieren: piden soluciones reales a la violencia que ha desbordado al país y se ha instalado en sus salones de clases.

No están solas: sus profesoras, quienes ocuparon un lugar discreto en la conferencia, las apoyan y están al pendiente de ellas desde que el primer plantel (Cuajimalpa) se pronunció en paro el 9 de marzo. Las alumnas lo agradecen y reconocen que parte de su sentido crítico no se hubiese desarrollado de no haber sido por esas docentes. Es por eso que la exigencia de no violencia se extiende para la comunidad universitaria en general.

CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Esta exigencia es histórica, afirman, pues en ningún otro momento los cinco planteles se habían unido para detener sus actividades y alzar la voz en conjunto. De ese tamaño es su fuerza y su convocatoria, pero también lo es el problema con el que se están enfrentando. A pesar de ello, afirman que no claudicarán hasta que haya una respuesta conjunta por parte de las autoridades, y hasta que esta respuesta responda a la dimensión real de la violencia contra las mujeres dentro de la UAM.

“No podemos seguir ignorando la violencia y la revictimización que estamos viviendo. Lamentamos mucho que para nosotros, nosotras, nosotres, no sean más importantes las clases, ni los trimestres ni las carreras, sino la vida y la seguridad de quienes conformamos esta universidad. Porque la UAM sin su comunidad no son más que edificios vacíos, no son más que letras muertas, no son más que ecos sin quien los escuche, y eso es lo que exigimos hoy: basta de la indiferencia, basta de tanta impunidad y basta de seguir albergando una comunidad universitaria agresora y violenta. No más.”

Alumnas de la UAM Xochimilco

Sin embargo, hasta este momento, las autoridades no han asumido su responsabilidad en el asunto. Si bien ha habido acercamientos algo fluidos como en el caso de UAM Cuajimalpa, las estudiantas pueden ver que muchas veces no hay más que una simulación de respuesta. Simulación que, por otra parte, no tiene otro objetivo sino limpiar el nombre de la institución y decir que se hace algo cuando el problema no se ha abordado de raíz.

“El paro es el inicio de un proceso más complejo”, afirman las alumnas de Lerma antes de cerrar la conferencia. Este proceso las lleva a plantearse la permanencia de la comunicación interuniversitaria, así como la propuesta de medidas no positivistas. De esta forma, la organización continúa. El paro será indefinido no por capricho sino por necesidad: la necesidad de mirar la violencia en su complejidad, tal como ellas, las estudiantes organizadas, lo están proponiendo ante la mirada de la sociedad.

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