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Elvia Carillo Puerto, pionera feminista e impulsora del sufragio para las mexicanas

Por Olga Laura Ochoa

Ciudad de México.- Elvia Carrillo Puerto es conocida como la monja roja del Mayab (mayab es el nombre original de la península de Yucatán en idioma maya), porque abrazó, todos los ideales del socialismo y de la revolución, fue parte del grupo de mujeres mexicanas que luchaban por sus derechos políticos durante y después de la Revolución Mexicana, es considerada como una activista de avanzada, al ser de las primeras mujeres que incursionaron en la política mexicana durante el siglo XX, fundadora de las primeras organizaciones feministas en nuestro país, además de conseguir, que en Yucatán las mujeres pudieran votar.

Elvia Carrillo Puerto, fue una militante activa del socialismo, que forjó en nuestro país diversas organizaciones de mujeres obreras y campesinas, ligas políticas. Elvia, junto con su hermano Felipe Carrillo Puerto, militaron en el partido socialista del sureste.

Toda esta descripción fue compartida por Karla Motte, historiadora y analista política de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante la conferencia, titulada, La monja roja: Elvia Carrillo Puerto y el feminismo revolucionario, ofrecida por la académica en el Museo Nacional de la Revolución.

Cuna del feminismo

El estado de Yucatán es considerado cuna del activismo feminista, baste recordar que ante la serie de injusticias que se vivían en la llamada época del “oro verde”, como fue reconocida en el siglo XIX la industria del henequén en la península, también fue escenario de múltiples violaciones a derechos humanos como la esclavitud, además el país atravesaba una situación compleja ante la dictadura del porfiriato.

Fue en ese escenario donde emana una resistencia insurgente importante para México, en Yucatán inician y le siguió la creación de clubes feministas en toda la república, mismos que estaban dirigidos por mujeres como Hermila Galindo, Elena Torres, Elvia Carrillo Puerto, Rosa Torre y Atala Apodaca. El 13 de enero de 1916 se llevó a cabo la apertura del Primer Congreso Feminista organizado en México, el cual se realizó en el teatro Peón Contreras de la ciudad de Mérida, Yucatán.

“La historia de una mujer como Elvia Carrillo Puerto nos lleva a reflexionar lo que significa la historia, no solo la historia de esta mujer, sino del feminismo mexicano, en un momento como el actual, donde el feminismo es un movimiento social y político tan vigoroso y masivo”, platica Karla Motte.

“La conmemoración más importante de nuestro calendario feminista es el 8M, me gustaría poner en contexto de que hablamos las mujeres cuando salimos a marchar el 8 de marzo, es una fecha que surge de las mujeres comunistas que en 1910 propuso la celebración de un día que fuera específico para las mujeres. Y, ya para 1911 por primera vez internacionalmente se conmemora esta fecha, del día internacional de las mujeres”, destaca.

En 1975 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recoge la iniciativa, “y fue justamente cuando se llevó a cabo el año internacional de la mujer aquí en México. Fue hasta el gobierno del presidente Luis Echeverría, buscaba mostrar una apertura hacia el mundo con tintes modernizadores y entró a esa agenda que implicaba, nominalmente incluir a las mujeres”

Lo «curioso», es que el año internacional de la mujer, lo organizaron solo funcionarios hombres, “de esta forma vinieron delegaciones de todos los países y, se estableció la conmemoración, que se denomina oficialmente, el día internacional de la mujer trabajadora”, comparte la historiadora.

Detalló, que ya después sería la ONU quien le quitaría el nombre de día de la mujer trabajadora, por la connotación que viene de las comunistas y de las socialistas; el organismo internacional lo hizo sin mediar explicación alguna, desdibujando así el origen histórico de esta conmemoración, quitándole la acepción de ´trabajadora´.

Karla Motte, aclara, la carga política de esta fecha tiene razón en la historia de este grupo de mujeres que tienen estas convicciones históricas desde el socialismo, desde el comunismo, sus propuestas van encaminadas hacia las mujeres más vulnerables, que son las mujeres de la clase trabajadora, obreras y campesinas, mujeres empobrecidas.

El origen

Elvia Carrillo Puerto nace el 6 de diciembre de 1878, en la ciudad yucateca de Motul, es la sexta hija del matrimonio de Doña Adela Puerto Solís y Justiniano Carrillo Pasos. Su hogar ubicado en el 309 de la calle principal era una casa típica de clase media misma que ahora alberga el “Museo-Biblioteca Felipe Carrillo Puerto”.

Al cumplir los 6 años la llevaban junto con sus hermanas Hermida, Enriqueta y Josefa y sus hermanos Felipe y Gualberto, al Colegio Roque J., fundado por la señora Benita Palma viuda de Campos, quien impartía una educación laica y en el que iban los hijos de los obreros del lugar, quienes por costumbre hablan la lengua maya entre sí. Por lo que, desde niña se percató de la desigualdad entre las clases sociales que se vivía durante el Porfiriato.

Elvia Carrillo fue alumna de la poetisa Rita Cetina Gutiérrez, aprendiendo de ella, la noción de igualdad de género. Gracias a su influencia, estudió textos escritos por grandes teóricas de los derechos de la mujer, como Mary Wollstonecraft, Flora Tristán y Victoria Woodhull.

La Siempreviva fue la primera escuela secundaria para mujeres en el estado de Yucatán fundada por la maestra emeritense Cetina Gutiérrez, donde las egresadas, la mayoría, se dedicarían a la docencia en las escuelas de todos los poblados de la entidad.

Elvia, fue la sexta de catorce hermanos, su padre fue comerciante y perteneció a la clase media local; creció en un contexto de un estado que creció económicamente por la explotación de henequén, una industria que dejaba muchos recursos a las elites locales de Yucatán.

Sin embargo, esta explotación de fibra del henequén implicaba un trabajo cercano a la esclavitud, “incluso había políticas de estado durante el porfiriato que implicaban enviar a los prisioneros a trabajar en los campos henequeneros porque era prácticamente una muerte segura”, señala Karla.

“Elvia se forma intelectualmente en ese contexto, viendo todas esas desigualdades e injusticias, además, ella misma está cerca de grupos indígenas e incluso es hablante de maya. Incluso, estudió en un instituto muy innovador, era el instituto literario de niñas y estaba dirigido por una profesora llamada Rita Zetina, quien, estaba convencida de que las mujeres debían acceder a la educación”, relata.

La activista creció en un contexto en el que las mujeres no tenían acceso a la educación, y en caso de asistir a la escuela, lo hacían para aprender costura y la cocina, se buscaba que fueran buenas amas de casa. A diferencia de los cánones de la época, Rita Zetina educa a las niñas en ciencias y literatura.

Algo más que afianzó la educación de Elvia, fue su asistencia a una biblioteca de un párroco local llamado Serafín García, un exiliado anarquista catalán. “Se dice que ella asistía a la biblioteca de forma autodidacta y ahí fue donde conoció los textos políticos más vanguardistas de la época, además aprendió a tocar violín”, señala.

Como muchas mujeres de la época se casó muy joven, en 1900 contrae matrimonio con Vicente Pérez Mendibur, con quien tuvo 2 hijos, su segunda hija, fallece muy pequeña. Estuvo casada entre 1900 y 1912. “Es muy interesante porque creció en una familia muy politizada, cuando surge la candidatura de Francisco Madero, se opone a la reelección de Porfirio Díaz, y Elvia empieza a involucrarse en la resistencia antiporfirista”.

Inicia el activismo

En 1912, fundó la primera organización de mujeres campesinas con la finalidad que a las jefas de familia se les garantizaran los mismos derechos que a los hombres en la distribución de tierras. Un año después, se convirtió en una de las más importantes organizaciones de la región debido a la gran cantidad de contingentes que la conformaban.

Su activismo fue incansable. Participó en la fundación de las “Ligas de Resistencia Feministas”, tratando de llamar a las mujeres de todo el estado a organizarse y apoyarse unas a otras en temas urgentes como: derecho al voto, higiene y la alfabetización.

Elvia, no asiste al primer congreso de 1916, ahí se habrían discutido y votado más de 500 iniciativas referentes a la educación, “Ya para 1918, cuando se lleva a cabo el Primer Congreso Socialista de Motul, sí asiste. Posteriormente, en 1923 viene a la ciudad de México, participando como oradora por la liga central de resistencia durante el Congreso Panamericano de Mujeres”.

Un tema muy importante de su agenda fue el control de la natalidad, siendo un paso indispensable en la búsqueda de libertad de las mujeres y sostenía de fondo la más intolerable de las reivindicaciones para las sociedades conservadoras.

Los cuatro puntos propuestos, en su discurso, resultaban de avanzada ya que si en el primer congreso de maestras se centraron en la educación de las niñas para que pudieran salir adelante; en esta ocasión, los temas propuestos por Elvia eran de avanzada para su tiempo, con temáticas, como educación sexual, anticoncepción; amor libre, libertad incondicional de sentimiento y prostitución.

“Que esos temas, se promueven más adelante por movimientos feministas de la 2ª y 3ª ola, ya para la década de los 70s del siglo pasado. En su época era un escándalo que se pidiera el acceso a la educación sexual”, refiere la investigadora.

Voto y participación política

En 1919, durante el gobierno de Venustiano Carranza, Elvia viajó a la ciudad de México donde creó la Liga Rita Cetina Gutiérrez, con la intención de lograr la inclusión del debate sobre el voto de las mujeres en cámaras legislativas; sin embargo, fue ignorada por sus compañeros socialistas.

Recorrió Yucatán de esquina a esquina con la esperanza de una transformación social profunda que erradicara la desigualdad, sin olvidar su lucha por el reconocimiento del voto a las mujeres.

Fundó junto con trabajadoras de la Secretaría de Agricultura la Liga Orientadora Femenina Socialista, dedicada a atender a niñas y niños desamparados y a madres solteras. Más tarde, ésta se transforma en la Liga de Acción Femenil, que siguió la lucha por el reconocimiento del voto de la mujer.

En 1923 en el estado de Yucatán, con su hermano Felipe Carrillo Puerto, como gobernador, Elvia Carrillo Puerto fue elegida como diputada municipal junto con Beatriz Peniche y Raquel Dzib Cícero por parte del Partido Socialista del Sureste. Cargo que tras el asesinato de su hermano fue obligada a abandonar después de recibir varias amenazas de muerte tanto a ella como a sus compañeras. Así mismo el voto a la mujer fue anulado en la entidad.

Es más tarde, y gracias al esfuerzo de miles de mujeres, que en 1953 el presidente Adolfo Ruiz Cortines propuso personalmente la iniciativa para cambiar el Artículo 34 Constitucional, reconociendo el derecho a las mujeres como votantes en todas las elecciones.

“Aunque en 1947 se otorga a nivel municipal, el derecho al voto de las mujeres, es hasta, 1953 cuando se obtiene este derecho a nivel federal. Es decir, pasó mucho tiempo para que ese anhelo, esas luchas de las feministas sufragistas como Elvia Carrillo Puerto, diera frutos. Pero no acaba ahí, su activismo se orienta hacia la organización de ligas feministas de obreras y campesinas, durante la década de 1930”, relata la académica.

El ocaso

Al final de su vida, Elvia Carrillo Puerto, vivió en la colonia Santa María La Ribera, se dice que bajo condiciones económicas precarias, y fue justo en ese tiempo, que pudo ganarse la vida dando clases de violín. La activista incansable, murió en la ciudad de México, el 15 de abril de 1968 con 90 años de edad. Sus restos se encuentran en el cementerio general de Mérida y en el Congreso Legislativo de su estado, su nombre, se encuentra inscrito en letras doradas.

Es en este año 2024, que el Congreso, estableció el legado de su hermano, nombrándolo, como, “Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”, el decreto establece que los tres poderes de la unión, deberán incluir en su correspondencia, estos datos.

En contraste con lo anterior, Elvia Carrillo Puerto, a quien se le consideró una heroína de la revolución mexicana vivió al final de sus días, sin pensión y viviendo apretadamente de su reducido sueldo como maestra de violín.

A lo largo de su vida, su activismo incansable la llevó a vivir circunstancias impensadas para una mujer de su época. Sin embargo, con una convicción férrea, nunca retrocedió en su lucha por los derechos de las mujeres; nunca dejó de lado su preocupación por las mujeres y los hombres mayas ya que Elvia amaba esa lengua.

En los inicios de la incipiente democracia en México en los albores del siglo XX, el derecho de las mujeres al voto o a ser votadas, no se vislumbraba en el horizonte, fueron mujeres valientes y audaces como Elvia Carillo Puerto quienes forjaron las oportunidades y los antecedentes para que futuras generaciones pudieran lograr, lo que hoy se avizora en el horizonte: la llegada a la presidencia de la república por una, de las dos candidatas punteras en el 2024.

LOA/OLO

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